La sensación estar en un sueño volvió cuando un hombre medio caballo fue a la enfermería a hablar con ella.
Se frotó los ojos varias veces esperando estar alucinando o algo así.
—Soy Quirón, el director de actividades del campamento —Se presentó alargando la mano para estrechársela.
—Lilith... Lilith Toods.
Le correspondió el saludo sin dejar de mirarle las pezuñas.
—Mira, Lilith, sé que es algo que llama la atención pero... Creo que estaría mejor si me mirases a la cara.
—Oh, lo siento señor Quirón, no deseaba incomodarlo —Levantó la vista avergonzada.
—No te preocupes, ya es algo normal que hagan eso... Yo sólo vine para darte la bienvenida y un pequeño recorrido para luego llevarte a tu cabaña indefinida y...
—No, ya tiene cabaña —Interrumpe Nico levantandose y tomando su espada—. Yo puedo hacerlo Quirón.
El centauro se quedó mirándolo sorprendido, Nico repasó mentalmente lo que dijo... Menudo idiota, pero ya lo dijo.
—Bien Nico, si quieres puedes darle el recorrido. Yo... yo tenía trabajo de todas formas.
¡No! ¿Sabes Quirón? Sólo bromeaba... Oh no, no podía usar esa frase, Nico nunca bromeaba. Cerró la boca hasta que Quirón se fue y Lilith se volteo a mirarlo.
— ¿Vamos?
—Eh, si, claro.
Caminaron lentamente, como a un metro de distancia cada uno, algunos campistas se le quedaban mirando y cuchicheaban. Se preguntaban qué hacía el chico sombras con una chica tan... ¡Tan guapa y brillante! Porque parecía completamente lo contrario.
—Este es el... bueno, comedor —Explicaba torpemente y ella sólo asentia, maravillada por todo el lugar.
—Por aquí están las cabañas... Sígueme —Tomó su codo un poco cohibido para indicarle que había que seguir.
Podría decir que hubo una descarga eléctrica, pero no, simplemente hubo esa incomodidad de un par de extraños... O eso creen.
—La de allí es la cabaña de Zeus, por allá está la de Apolo...
—Esa... ¿Es la mía? —Susurra abriendo los ojos como platos.
Esa cabaña... debería ser la de los hijos de la diosa del amor y la belleza, definitivamente la pintura rosa le delataba, junto con esas cortinas y las chicas que la rodeaban. ¿Podría acostumbrarse a eso?
Y entonces Nico recordó que ella era una hija de Afrodita... ¡Debía llevarla hasta esa jodida cabaña! Tal vez podría simplemente dejar que vaya sola, aunque eso fue, de pronto, visto como algo grosero, por lo tanto si, debía acompañarla hasta la cabaña de las Barbies.
El perfume posiblemente se olía desde cien metros a la redonda, demasiado dulce, te daba náuseas, Lilith fruncia un poco la nariz.
—Chico sin estilo —Dijo un muchacho al abrir la puerta de la cabaña, tenía unas gafas enormes y una bufanda alrededor de su cuello—. ¿Al fin vienes por consejos para vestir?
—No —Nico dijo rotundamente—. Vine a traerles a su nueva hermana...
El muchacho miró a Lilith de arriba a abajo, la evaluó por quien-sabe-cuanto tiempo. Hasta que finalmente pareció satisfecho.
—Efectivamente, es hermana mía... Bonito vestido —Alza el pulgar sonriendo—. Soy Mitchell.
—Lilith —Dice en voz baja. cohibida y escondiendose un poco tras Nico.
—¡CHICAS! —Gritó Mitchell y la pelirroja dio un respingo—. ¡Hay otra nueva!
Muchas faldas y aretes brillantes les rodearon. Nico siguió preguntadose qué diablos seguía haciendo allí.
—Soy Drew —Una se le acercó a tropezones y la envolvió en un abrazo—. Maldita sea, envidio tu cabello.
—Umm... ¿Gracias?
—¿Han visto sus ojos? ¿Su cabello? ¡Qué combinación!
—Ella se verá sexy en ese vestido tuyo, Úrsula.
—Lo se, hay que probarselo ¡Hoy!
Muchas voces se unieron, hablando de su cabello, que era genial, que se veía mal, que parecía que no lo cuidaba. Bueno, tanto como decían cosas buenas, también decian cosas malas.
Y Drew no le dejaba respirar. Además de tener sus uñas prácticamente clavadas en su brazo. Su perfume era... puaj a su parecer.
—¡Chicas! ¡Chicas! Denle aire, por el Olimpo.
Salvadora. Pensó Lilith al ver a la chica de aspecto Cherokee abrirse paso entre todas, Drew al fin la soltó.
Sonriendole con fraternidad, la chica dijo—. Bienvenida, yo soy Piper McLean, la jefa de la cabaña...
Drew gruñó a su lado, cruzandose de brazos.
Piper se le acercó un poco más—. No tengas tanto miedo, son sólo tus hermanas y hermanos...
Miraron a su alrededor.
—Son muchos —Exclamó Lilith sorprendida y casi sin aire.
Todos rieron. Ella notó como Nico se alejaba, quiso acercarse para darle las gracias, pero nuevamente la arrastraron dentro de la cabaña.