#12. Dilo en voz alta, Lilith.

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Nico se estremece cuando los tibios dedos de Lilith tocan alrededor de la herida. No lo hace por dolor, tal vez por la emoción de que ella esté mirando la herida preocupada y a pocos centímetros de él. Eso tenía a su corazón como loco, en dos minutos con un estúpido accidente había logrado que ella se acerque más que en las últimas semanas.

Despegó los labios y respiró hondo, ella de inmediato clavó sus ojos en los de él.

— ¿En verdad no quieres ir con Will? No estoy segura de haber hecho un buen trabajo —mira nuevamente a la herida con una mueca.

Pues si no hizo un buen trabajo desinfectando la herida, al menos lo distrae del dolor con semejante cercanía.

—No quiero ir a la enfermería —asegura y le echa un vistazo al corte en su brazo.

No era muy grande ni profundo, se veía algo feo pero podía sobrevivir a eso. Ya ha sobrevivido a cosas peores, un cortecito no va a matarlo... Los ojos de Lilith sobre él tal vez sí.

—Lamento esto —repite por, tal vez, centésima vez desde lo que pasó—. Te dije que soy mala con la espada.

—Y se supone que yo soy bueno y debería evadir los ataques —repone Nico y toma las vendas junto a él para intentar tapar la herida.

—Yo lo hago —dice torpemente y comienza a vendarle la herida intentando no mirar otra cosa que no sea eso.

Nico debería verse como un loco acosador. No dejaba de mirar su rostro, incluso podría haber contado todas y cada una de sus pecas. Le gustaba mirarla, le gustaba el tono rosa que siempre tenía cuando estaba apenada, le gustaba que mueva el labio inferior de vez en cuando, tal vez pensando en lo que hizo. Le gustaba Lilith, y ya casi no podía esconderlo.

— ¿No tendrás pastillas para el dolor en tu mochila de contrabando? —inquiere mirando su trabajo con ojo crítico.

Él parpadea para salir de su ensoñación antes de responder con media sonrisa.

—Somos semidioses, Lilith, existe el néctar. Te he dicho que estaré bien.

—Bien —resopla y da varios pasos atrás mientras arruga la nariz—. Me siento estúpida por haberte hecho esto.

Parpadea sorprendido al escucharla decir algo como "estúpida" luego de tanto tiempo. Debe de sentirse realmente así, Lilith no es de decir esas palabras.

—Si quieres tal vez podrías recompensarlo —suelta, y para su mala suerte lo dijo fuerte y claro.

Maldita sea, pensó. Maldita sea, ya, ya está jodido. ¿Por qué no simplemente me inclino a pedirle matrimonio? Sería menos obvio que quiero tenerla a mi lado... Estoy exagerando.

Para su suerte y sorpresa, Lilith sonríe.

— ¿Cómo lo hago? —pregunta con su usual inocencia.

Muchas ideas surcaron la mente de Di Angelo, pero no se atrevía a decir siquiera una de ellas. Abrió la boca varias veces mientras pensaba y pensaba en lo que diría. Lilith esperaba paciente mientras devolvía los desinfectantes a la mochila de Nico.

— ¿Un paseo? —dice al fin y se levanta de la cama.

—Suena lindo, bien —con la sonrisa vino un ligero sonrojo en sus mejillas.

—Sí, lindo, exacto —balbucea y juega con su vendaje, cuando alza la vista Lilith le observa mosqueada—. ¿Qué pasa?

—Acabo de vendarte a duras penas, no lo arruines tan rápido.

Ríe porque es divertido verla tan siquiera un poco enfadada.

— ¿Vamos ahora?

— ¿A dónde?

Es el turno de ella para reír— Si paseamos ahora o no, tonto.

—Claro, eso, sí.

—Estás raro, ¿qué pasa? —pregunta alzando una de sus finas cejas.

—... Estoy enfermo —más que nada parecía una pregunta lo que dijo.

—Oh, pues si te sientes mal te dejo.

—Nah, necesito aire fresco —dijo eso con la voz un poco extraña, como una mezcla de desesperación y vergüenza.

Lilith se le quedó mirando el sonrojado rostro. Soportaba una sonrisa al verlo así. Le parecía adorable, pero no iba a ser tan obvia. Sacudió la cabeza y miró a un costado.

—Vamos —susurra tomando un mechón de su cabello con los dedos, camina hacia la puerta respirando hondo.

Nico tardó en reaccionar, pero luego sonrió. Ahora que nadie le miraba su sonrisa mostraba todos los dientes. No había otra forma de dejar salir su euforia, restregó sus manos mientras la seguía fuera de la cabaña. Lilith miraba sus pies cuando llegó a ella.

No hablaron, simplemente comenzaron a caminar. Ambos respiraban profundo sintiendo que su corazón iba muy rápido, que la sangre viajaba a toda velocidad por sus venas. Mientras uno exhalaba, el otro inhalaba profundo. Era como si estuvieran en sincronía.

— ¿No vas a irte? —preguntó ella luego de un rato.

— ¿Ah? —le mira confundido, había estado muy metido en sus pensamientos.

—Fuera del campamento, con tu padre —explica mirando al frente, apenas le da un vistazo de reojo antes de seguir—. Piper dice que sueles viajar durante semanas...

—Eso... No lo sé.

—No has viajado desde que estoy aquí —comenta luego de pensarlo.

—No —vuelve a sentir el calor en su rostro, agradece que ella no le este mirando de frente—. No hubo... No hubo algo que hacer en los últimos meses.

No había considerado salir del campamento, si era sincero le diría que desde que ella se mostró amigable no tuvo la necesidad de irse. Si bien Piper, Percy y Annabeth eran unos buenos amigos con él, no solían ser suficiente para quedarse mucho tiempo en el campamento. Pero Lilith... Ella tenía algo que le hacía sentir, simplemente, cómodo.

—Te habría extrañado —ella murmura sin saber que él en verdad iba a escucharlo.

—Y yo a ti —corresponde dejando de caminar.

Lilith se voltea algo asustada porque la escuchó. Tenía los ojos muy abiertos al mirarlo. Sus pecas resaltaban en medio del sonrojo. Ambos podían escuchar claramente sus latidos. Era un momento casi especial, dejando de lado el horror de ambos por confesar aquello.

— ¡Cuidado!

Una enorme pelota de básquet se estrelló contra el hombro de Nico. Apretó los dientes cuando el dolor de su herida se complementó con el golpe. Abrió la boca para maldecir, volvió a cerrarla y miró hacia el que había lanzado la pelota.

Los hijos de Hermes más pequeños le miraban muy asustados. Nico se veía más que enfurecido. Por joder el momento y por hacer que su brazo parezca una tortura de los campos de castigo.

—Ahora sí vamos con Will —exclamó Lilith al ver la sangre brotar a través de las vendas.

—Pero... Yo... Bien —masculló y se dejó llevar.

Esto se suponía que iba a ser publicado el 14 de febrero como maratón... pero ese día estuve con mucho calor y sin luz, además mi internet no era fiable. Así que hoy subiré esos capítulos que había hecho.

Sé que son cortos, es que la historia la había planteado así, perdonen.

Actualizo en algún otro momento del día ;3

Svegliati già, Lilith. [Nico di Angelo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora