Nico estaba ligeramente confundido. No comprendía por qué Lilith seguía hablándole después de que, obviamente, toda la cabaña de Afrodita le había comentado un billón de razones para alejarse de él.
Durante cinco días, Nico iba al comedor y chocaba con ella, Lilith lo miraba, estrechaba sus ojos azules y le sonreía antes de saludarlo y preguntar qué tal su día. Nico se alejaba con una mueca, no sabía cómo actuar ante una chica que al parecer agradaba.
Entonces se le pasaba por la mente la posibilidad de que, tal vez... Todo era un plan de la cabaña de Afrodita para ponerlo al ridículo, por lo tanto, comenzó a ignorar a Lilith, por un momento pensó que esa chica era diferente a sus hermanas, pero ahora sabe que es igual.
Lilith apareció de repente, como si con sólo haber pensado en ella la había invocado, tenía la nariz roja y los ojos hinchados, se abrazaba a algo con fuerza mientras hablaba con un sátiro en voz baja.
Nico aw escondió tras uno de los pilares, por acto reflejo, y la verdad no se esperaba que ellos dejaran de caminar justo al llegar ahí.
No escuchar su conversación fue imposible.
—Quisiera haber ido a su funeral —decía Lilith con la voz apagada—. Al menos eso, ya que murió por mi culpa...
— Déjalo ya, Lilith —exclamó su amigo indignado—. No fue tu culpa.
—Yo pude haberle ayudado —insistió ella—. Pero fui cobarde.
—Lilith —susurró el sátiro.
—No lo niegues, ya lo se... —la oyó suspirar, Nico se puso rígido, algo le dijo que se recostó al otro lado del pilar—... De repente... Siento que no encajo.
Levantó la cabeza al oír aquello, curioso.
— ¿Por qué?
—Mis hermanas... Oh diablos —gime tapándose la cara —. Son esa clase de chica que odio, debo admitirlo, soy una fresa, pero me controlo.
Escuchó una risa que debía provenir del sátiro.
—Vas a acostumbrarte.
—A eso sí, tal vez... Pero...
— ¿Qué?
Nico se movió un poco y casi tropezó, se sujetó de la columna para no hacerlo, congelandose y rogando que no lo hayan notado.
—Cada vez estoy más segura que nunca voy a superarlo —su voz tembló —. Siento que me falta algo, y ese algo siempre será él.
Lilith puso una mano al costado de la columna, rozando sin querer los dedos de Nico, él se exaltó, pero ella no lo notó, demasiado sumida en su tristeza.
Nico pensó, que tal vez debería intentar ser su amigo ya que ella podría necesitar uno... Y que tal vez ella no era igual a sus hermanas.
Más tarde, cuando la vio sentada a orillas de la pequeña playa en el campamento, se acercó con timidez y se recostó en el árbol tras ella, incapaz de iniciar una conversación natural.
— ¿Ahora te acuerdas de mí? —sonó la voz de la chica, con un tono frío y enfadado.
—Yo... Bueno... Lamento eso.
Tragó saliva cuando los enormes ojos azules de Lilith voltearon hacia él, notó sus mejillas enrojecidas y sus ojos aún hinchados.
— ¿Qué te hice? ¿Acaso no soy digna de ser tu amiga o algo así? —Nico frunció el ceño, confundido —. Me han dicho que eres algo como el Rey de los fantasmas o yo que se, ¿Es que me ves como la clero o algo?
Quiso soltar una risotada por semejante ocurrencia. Por primera vez, Lilith presenció una mirada divertida por parte de Nico.
— ¿Enserio crees eso?
—Bu-bueno, fue lo que supuse cuando Drew me dijo que eras eso —bajó la mirada, abochornada—. Era eso o no te agrado... No me gusta no agradarle a la gente.
Nico guardó sus manos en sus bolsillos y miró sus pies mientras sus mejillas brillaban rojas.
—Sí me agradas —admitió —. Pero...
— ¡Oh! Odio los peros —ella se tapó la cara—. Dilo, ya estoy preparada.
—Eres hija de Afrodita y... Y yo creí que ibas a alejarte luego de que ellas te hablaran sobre mi.
Ahora Lilith fruncía el ceño confundida.
—Yo no dejaré de hablarte por lo que otras personas digan sobre ti.
— ¿No?
—Soy capaz de juzgar por mi misma —puso un mechón de cabello tras su oreja —. Además, casi me siento ofendida porque dices que soy igual a ellas.
Apartó la vista, como si estuviese realmente indignada. Nico sonrió de lado mientras, quien sabe por qué, se sentaba a su lado, a una distancia prudente.
—Ahora veo que no, Lilith... Tú no eres igual a ellas.
La pelirroja abrazó sus piernas mientras sonreía levemente.
—Gracias, supongo.
Quedaron en silencio cinco minutos. Hasta que ella no lo soporto.
— ¿Y qué tal?
— Umm, bien —murmuró él.
Otro silencio.
—No sabes qué decir... ¿Verdad?
—Siendo sincero, nunca he hablado tanto tiempo con alguien en mucho tiempo.
Lilith suspiró y se recostó en el suelo.
—Venga, habla... Distraeme.
—Pero...
—Haz el intento.
Nico pensó durante un rato, sabiendo que ella obviamente necesitaba una distracción.
—Y... ¿Quieres saber cómo pasé décadas en un casino sin envejecer? —tanteó.
— ¡¿Qué?! Wow, cuenta —se volteó para prestarle su total atención, sorprendida.
...
Sí, sí, volví, dioses, Lilith no murió, mi imaginación sí, y se puede ver en este corto capítulo.
Quiero seguirla, y voy a intentarlo.