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Zwei Städte, ein Wald.

Alemania, 30 de Septiembre.

N/O

La vida, es tan confusa en ocasiones y tan simple a la vez...

En momentos, todo parece estar arreglado para que nuestro mundo de un giro tan drástico como una verdadera acrobacia.

Pero, ¿que pasaría si un día conoces al responsable de dar ese giro en tu vida, sin que esa fuera su intención?

Así es como comienza esta historia, dos almas gemelas, que estuvieron separadas solo por sueños y una estación:

Todo comienza con una tarde en el último día de septiembre. El destino tenia preparado el encuentro de el verano y el invierno en un bosque que dividía dos pueblos.

Una chica de ojos verdes, cuyo color se decía que contenía gran parte del infinito.

Un chico de ojos gris azulado, que tenía una tormenta dentro de ellos.

Una tarde, y aquella chica apasionada se acercaba al bosque en busca de hojas como ejemplo para una pintura, mientras que ya entre los arboles de tonos anaranjados se encontraba un joven arquero, lanzando flechas al aire.

Parecía que la naturaleza había planeado el día perfecto para estas dos estaciones, lo que para ellos sería llamado ''casualidad'', para otros era un encuentro que había esperado años para que sucediera. Dos pueblos rodeados de hierbas y frondosos árboles que se encontraban a las afueras de la ciudad, "Heller y Keller" ubicados al norte de Munich, la capital de Baviera. Cuales estuvieron toda su vida separados por un pequeño bosque, un lugar que durante mucho mucho tiempo estuvo esperando un cambio.

Ambos adolescentes tenían diferentes perspectivas de la vida, una convertía las hojas en estrellas y el otro, los sueños en tormentas; sin embargo, era hora de que sus vidas dieran un giro en su encuentro.

En el camino del bosque, ella llevaba una canasta y cargaba su ropa salpicada de gotas de pintura seca, un pequeño arremolino que parecía un huracán de colores y tonalidades; saludando a quien pasara, transmitía esa carisma con una hermosa sonrisa, acompañada de miles de pulseras de bandas y anillos de colores en su mano derecha.

En lo más profundo de los arboles, se encontraba el, un portador de anhelos, un joven que tenía ojos malhumorados y un cabello color avellana, que se tornaba de un tono rojizo por la combinación de colores del bosque. Un joven que estuvo contando las horas para que las estaciones dieran paso a su encuentro.

Aquella joven risueña estaba dentro del bosque tarareando la melodia de una cancion, sin notar la presencia de chico a metros de ella observándola con curiosidad, gracias a estar distraída en sus pensamientos.

Se quiso creer que como obra del otoño, una brisa la hizo levantar la mirada encontrándose con esos ojos de tormenta, provocando que hiciera silencio y por fin su historia comenzara.

-Hola-sus voces hicieron eco al unísono como si a través de sus miradas, se habían coordinado para hablar.

La naturaleza y el destino creían haber cumplido su parte del encuentro, comunicándose con las luciérnagas, las hadas y la luna para que ahora el tiempo fuera el responsable de saber que sucedería con estos dos universos. Sin embargo, las cosas no siempre salen como se esperan.

Las estrellas también llueven en otoño (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora