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"Es una locura odiar a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió."

-El Principito.

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Träume und Illusionen.

Hanne Meyer.

CUATRO AÑOS ATRAS.

12 de Julio, Pueblo de Heller.

Tomar el mismo camino desde la escuela a la pequeña panadería de mi padre es un largo paseo por el pueblo de Heller, son aproximadamente las tres de la tarde y el sol de verano se hacia más presente que a cualquier hora, era costumbre pasar a su trabajo a ayudar y a la hora de cerrar, nos vamos juntos a casa.

-¡Nos vemos!- me despedí de Lisa, con un movimiento de mano y opte por ir a casa.

El sol de la llegada del verano, resaltaba los colores verdes de los árboles y producía una alta temperatura que cansaba a cualquiera, esta vez no daria la vuelta al pueblo por mucho que quisiese.

Camino a casa en pasos lentos por el extenso calor que hacía, me dedique a observar el cielo mientras llegaba, admirando las nubes y el color celeste que estas tenían.

A cinco pasos de la puerta de entrada observe un sobre puesta en ella, tenía una pequeña flor que reconocí al instante, era una margarita. Aquel tenia mi nombre, escrito en una letra cursiva desprolija y una pequeña nota.

Al entrar, no había nadie en casa. Subí de a dos escalones hasta llegar a mi habitación y me recoste en el suelo a dedicarme a abrir el sobre para leer la nota.

''Tu sonrisa es como el verano, tu mirada como un bosque en medio de la primavera, y el brillo de tus ojos parece que contiene miles de estrellas en ella.''

Era la primera vez que recibía una nota y desde ese entonces se quedo como un recuerdo que aun conservaba.

PRESENTE.

12 de Octubre, Der Wald Der Sterne.

Nos encontrabamos sentados uno frente al otro, sobre el pequeño mantel de franjas rojas y blancas, desayunando tostadas con queso crema y ensalada de frutas en medio del bosque y como acompañantes los cantares de los pajaros.

-Tomas...-lo llame, provocando que prestara atencion a mis palabras.

-¿Uhm?- levantó su mirada, haciendo que sus magníficos ojos encontraran con rapidez los míos, mientras tomaba un pedazo de fresa.

-¿Desde cuando practicas arqueria?- pregunte, acomodando mis pies para no chocar con el en el espacio reducido del mantel.

-Desde que tengo memoria, siempre me gusto observar los programas en donde mostraban a grandes arqueros- dijo, alzando su arco para pasarmelo-.Un día, mi abuelo me regalo este arco para que yo empezara a practicar lo que mas quería y buscó a alguien para darme clases.

Señaló con una visible incomodidad en su rostro, unas letras talladas en la madera ''S. W''.

-Esas son sus iniciales, Simon Wolf era su nombre.

- ¿Y alguna vez has tenido sueños o metas?- pregunte nuevamente cambiando de tema y tome una tostada. Tenía mucha curiosidad de saber más sobre el, ya que no hablaba tanto como lo hacia yo en ocaciones.

-Antes tenía infinidades de sueños, simplemente ahora se desvanecieron- se encogio de hombros restandole interes a lo que dijo y luego prosiguio- cuando mi abuelo se fue, olvide todos esos sueños.

Las estrellas también llueven en otoño (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora