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Minze und Keks.

24 de Octubre, Pueblo de Heller.

Hanne Meyer.

Octubre. El otoño seguía presente y con él llegaba la época del Halloween; Las familias comenzaban a decorar sus hogares en tonos negro, morado y naranja, juntos con calabazas, esqueletos colgando en las entradas y demás decoraciones que para ellos eran espeluznantes. Una festividad, que algunos amaban mientras otros, solo la pasaban como cualquier otro día del año.

Había llegado el fin de semana luego de una larga semana de clases, caminaba en dirección a una tienda de disfraces con una feliz Lisa a mi lado, este año iríamos a un parque de diversiones e insistió en acompañarla a comprar lo que usaría para ese día.

-En dos días, Betty y Jacobo vuelven de visitar a su madre...- dijo Lisa, con la mirada en su móvil.

-Lo sé, debemos ir a recibirlos junto a sus abuelos - sostuve la puerta del local para que ella entrara- vamos, entra.

Elizabeth y Jacobo Meninger, los primeros mellizos que había conocido, criados por sus abuelos que eran igual de dulces que ellos. Siempre a nuestro lado desde el primer año de instituto, pero este año se habían ido a visitar a su madre y volvían después de unos largos cinco meses.

-¿Qué te parece?

Señalo una larga cola de sirena de color turquesa con detalles plateados.

-¿Vas a poder caminar con eso?- rio a mis adentros imaginando dicha escena.

-¿Eso es un no?

-Exactamente, ¿No has pensado en pedirle a mi madre que te haga un disfraz?

-En una semana es la feria, no creo que tenga tiempo- frunció los labios formando un puchero que la hacía ver tierna- Deberías concursar en la feria con lo que te hizo Madeleine.

-Sabes que nunca me gusto ese tipo de cosas, y en especial los concursos- remarco negando con la cabeza.

-A veces me pregunto porque no eres una adolescente normal, estas tan metida en los libros que pierdes el hilo de lo que sucede a tu alrededor- dijo, buscando entre los estantes llenos de trajes coloridos.

-Me gusta estar en los libros, además es lindo soñar cada día despierta mientras me adentro a otras vidas entre páginas.

-Yo preferiría vivir solo la mía, no la historia de algo que no sucede en la realidad.

-Me parece que una vida no es suficiente si en los libros hay miles...

-¿Qué tal este?- cambia de conversación, alzando un conjunto estilo años sesenta de color vinotinto con un cinturon delgado de color negro- Es de mi talla.

-Me encanta.

-Voy a pagarlo, espera aquí-hace un ademan para alejarse y lo hace dando saltitos como una pequeña niña.

Me detengo a observar los demás disfraces y no pasan más de cinco minutos cuando Lisa ya está de regreso con una bolsa en sus manos.

-¿Nos vamos?- dijo tomando mi brazo.

-Vamos- la mire y salimos de la tienda.

-¿Has visto al chico de los ojos grises?- pregunta mirándome de reojo con una sonrisa.

La inmensa curiosidad emanaba como una energía, sus ojos hablaban por sí solos.

-Nein, llevo una semana sin ir a el bosque.

-¿Cuándo vas a ir?- se volteo a verme enarcando una ceja.

Esta tarde

-No lo sé- baje la mirada, leyendo un mensaje de mi madre, desde el móvil-.¿Por qué preguntas?

Las estrellas también llueven en otoño (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora