III

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- Se pondrá bien - dijo Michael al salir de la habitación en la que estaba atendiendo a Nora. Dante soltó el aire que no sabía que había estado conteniendo - Necesitará un poco de tiempo para recuperarse, pero por lo menos ya está consciente... Ha preguntado por ti -

Dante asintió y entró en la habitación donde estaba la chica. Encontró a Nora mirando por la ventana, la mayor parte de su rostro estaba cubierto por vendas y llevaba una escayola en el brazo - Hey... -

Nora se giró al escuchar la voz del chico - ¿Cómo estás? - preguntó con una sonrisa.

Una extraña sensación se apodero del cuerpo de Dante al ver a la chica así - Creo que yo soy el que tiene que hacer esa pregunta - dijo, cogiendo una silla y sentándose a su lado. Nora ensanchó aún más su sonrisa, sin duda era hija de Afrodita, a pesar de estar herida seguía pareciéndole preciosa - ¿Cómo te encuentras? -

- Como si un toro me hubiese pasado por encima.

- Veo que no has perdido el sentido del humor - respondió el chico - Eso es bueno -

- ¿Cómo están los demás?

- Bien... Hay un par de heridos por quemaduras, otros por golpes, pero nada grave - explicó - Oye... ¿Por qué hiciste eso? -

- ¿El qué? ¿Salvarte la vida? - bromeó Nora. Dante le dedicó una ligera sonrisa con la ceja levantada - No lo sé... Mi cuerpo se movió solo... - Dante fue a responder justo cuando alguien tocó la puerta - Adelante -

Quien entró, resulto ser Helena. La chica llevaba una libreta e iba escribiendo cosas. De hecho entró a la habitación tan enfrascada en lo que estaba haciendo que ni siquiera notó que Dante también estaba allí - Hola Nora, ¿cómo te encuentras? Michael me ha dicho que... - empezó a decir pero se calló al ver a Dante - Hola Dante, ¿qué haces aquí? -

- He venido a ver como estaba Nora - respondió él.

- ¿Por qué? - preguntó Helena como si el hecho de que Dante se preocupase por alguien fuera raro.

- Porque quería... - contestó Dante, mirando mal a la chica.

Helena miró a ambos chicos quienes la miraban a ella, esperando una respuesta - Claro... Perdona, no quería decir lo que he dicho... Es decir, tú puedes visitar a quien quieras, cuando quieras y como quieras... - dijo nerviosa - Dioses, que alguien me calle... -

- Vale Helena, ¿qué querías? - preguntó Nora con una sonrisa encantadora.

- Venía a ver como estabas - dijo esta - Michael me ha dicho que ya te habían aplicado lo necesario, así que en un par de días estarás como nueva. Pero si pasa cualquier cosa o te encuentras mal, avísame - después de decir esto Helena miró a Dante y notó las vendas en las manos del chico - ¿Cómo estás tú? -

- Bien, me han hecho un apaño - dijo levantando sus manos - No es para tanto -

- Me han dicho que metiste las manos en el estomago de uno de los toros... - dijo Helena - Que es como meter las manos en la fragua de Hefesto -

- Es posible... - respondió por lo bajo.

Y para sorpresa de nadie, llegó la bronca - ¿Eres consciente de la locura que ha sido eso? Podrías haber perdido las manos. Qué demonios, podrías haber perdido la vida -

- Lo seeee - respondió Dante acostumbrado a estas cosas - Pensaba que estabas de acuerdo con mi plan -

- Lo siento, no sabía que el plan incluía que metieses la mano en el estómago de un tiro escupe-fuego - contestó ella - Eres consciente de que no siempre vamos a ser capaces de curarte, ¿verdad? -

ARES #2 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora