XXI

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Aquella tarde Dante vio como unas enormes nubes negras amenazaban alrededor del Campamento Mestizo. Su lado más racional le decía que no se preocupase, ahora que las barreras del campamento estaban en pleno funcionamiento gracias al Vellocino de Oro era imposible que nada entrase sin consentimiento del Señor D. Pero algo en aquella tormenta le puso nervioso y no acababa de comprender por qué.

Se había encaramado al puño de Zeus desde el cual podía ver todo el campamento donde la gente iba de aquí para allá, acabando sus actividades diarias y preparándose para la cena. Percy y Annabeth habían conseguido alzarse con la victoria en la carrera de carros así que esta noche tocaba fiesta en honor a los campeones.

- A veces cuesta horrores encontrarte – dijo una voz conocida al pie del montículo. Dante bajó la mirada para encontrase a Nora, la hija de Afrodita mirando hacia arriba y sonriendo - ¿Vas a bajar o me vas a obligar a subir? –

Como respuesta Dante se dejó caer, aterrizando a su lado – Hola Nora – dijo mientras sonreía suavemente.

- En serio, ¿qué tiene esa piedra para que te guste tanto subir? – preguntó ella mientras miraba el puño de Zeus.

- ¿Quieres saberlo? – respondió él mientras le tendía la mano.

Nora dudó un poco pero cogió la mano del chico sin comprender lo que iba a hacer. Entonces él se agachó rápidamente y la cargó como una princesa para después usar el Favor de Ares y saltar con fuerza hasta lo alto del montículo – Ya hemos llegado – dijo Dante al ver que Nora seguía aferrada a su cuello con fuerza.

- No vuelvas a hacer eso... Por favor – musitó la chica mientras bajaba de sus brazos.

Él no pudo evitar sonreír por lo bajo – Helena dijo lo mismo... -

- Mira, hablando de He... - sin embargo Nora no pudo acabar la frase ya que se quedó muda al comprender por qué a Dante le gustaba tanto subir al puño de Zeus, sobre todo a aquella hora. Los rayos del sol se filtraban entre las hojas del bosque que había alrededor del pino de Thalia y creaban finos rayos de color anaranjados que iluminaban todo el campamento. Además, hacia el otro lado podías ver todo el bosque que rodeaba al campamento y la costa de Long Island.

- Es bonito, ¿verdad? – dijo Dante mientras seguía la mirada de la chica – Me gusta venir aquí a solas y descansar sin que me molesten... De hecho nunca había traído a nadie aquí... -

- Así que soy tu primera vez – Dante rió suavemente por la broma de su amiga mientras se sentaba a su lado – ¿Puedo hacerte una pregunta? –

- Dispara...

- ¿Qué hay entre tú y Helena? – preguntó Nora con tranquilidad mientras ambos veían el pino de Thalia, como un enorme faro de madera que velaba por su seguridad.

Dante la miró de reojo sin entender del todo a cuento de qué venía esa pregunta - Nada... Solo somos amigos – respondió con toda la calma.

- Vale, ¿y qué te gustaría que hubiese entre vosotros? – volvió a preguntar la chica.

Esta vez Dante tardó un poco más en responder – No lo sé... Creo que estoy contento con como están las cosas entre nosotros ahora mismo – dijo sin muchas ganas.

- No suenas muy contento...

- ¿A cuento de qué viene esto Nora? – preguntó él mientras se rascaba la nuca.

- A cuento de nada – respondió la chica – Soy hija de la diosa del amor, estas cosas son importantes para mí... Y también deberían serlo para ti -

- Mira, ahora mismo tengo cosas más importantes de las que preocuparme – dijo él mientras se levantaba – Y no tengo tiempo para comportarme un idiota enamorado... -

ARES #2 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora