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Si algo se le podía alabar a Tántalo era que sí cumplía sus amenazas, el resto de días fueron un autentico coñazo para Dante, y la falta de sueño no ayudaba en absoluto. Siguiendo el horario que Annabeth había establecido para las guardias pudieron mantener a salvo a todos. Sin embargo, la constante sensación de peligro no le dejaba dormir tranquilo, de hecho, no podía dormir nada. Lo único que hacía por las noches era dar cortas cabezadas, que no servían de mucho.

Y luego estaban los problemas normales de un campamento repleto de hijos de dioses griegos. En primer lugar, ver a Tyson instalándose en la cabaña de Poseidón, mientras le entraba la risa floja cada quince segundos y diciendo - ¿Percy es mi hermano? - como si le hubiese tocado la lotería. Luego estaba el chaval, quien no compartía el mismo entusiasmo que su hermanastro, y la verdad es que no podía culparle.

Tener de hermano a un cíclope con la mentalidad de un niño de ocho años no tenía que ser fácil. De repente, ya no era Percy Jackson, el chico guay que el verano pasado había recuperado el rayo maestro de Zeus; ahora era el pobre idiota que tenía a un monstruo horrible por hermano.

Por otro lado, estaba la estúpida carrera de carros. Por supuesto la participación de todas las cabañas era obligatoria. La propuesta de Clarisse para el carro era bastante curiosa, además esta insistió que Dante tenía que descansar por lo que no le dejó participar en nada de la construcción del carro. Le echaron del taller, diciendo que solo lo iba a poder ver cuando llegase el día de la carrera - Por favor, solo pido que si alguien va a morir que no sea culpa del carro - dijo antes de que le sacasen del taller.

Sin nada que tener que hacer y sin ganas de descansar fue a dar una vuelta por el campamento, todos estaban volcados en la construcción de sus propios carros, incluso los de Afrodita parecían muy motivados - Se os ve con ganas - bromeó al ver a la líder de la cabaña.

- No limpiar durante un mes es un sueño para nosotros - dijo Silena cuando vio a Dante sonriendo.

- ¿Nora? - preguntó él, recorriendo con la mirada el lugar.

- Está dándose una ducha - dijo Silena - Ha estado trabajando muy duro en el carro -

- Recuérdale que tiene que descansar. Salió de la enfermería hace un par de días.

- Creo que ella no es la única que tiene que descansar - respondió, señalando las profundas ojeras de Dante.

- Estoy bien, solo he estado durmiendo un poco menos - contestó, evitando el tema.

Después de despedirse de la chica se cruzó con Percy y Annabeth, los dos estaban sentados junto al lago de las canoas, revisando lo que supuso que serían los planos de su carro. Sin embargo, por el tono de su conversación no parecía que estuviesen hablando del carro - ¡Porque era la única manera de salvarte la vida! Bueno... lo siento, Percy, no me imaginaba que Poseidón iba a reconocerlo. Los cíclopes son muy mentirosos y traicioneros... - dijo la chica claramente enfadada.

- ¡Él no! Pero, dime, ¿qué tienes tú contra los cíclopes? - la interrumpió Percy.

Annabeth se puso completamente roja - Olvídalo. Ahora, el eje de este carro - dijo cambiando de tema.

Pero Percy no parecía querer dejar el asunto - Estás tratándolo como si fuese un ser horrible. Y me salvó la vida -

Annabeth soltó el lápiz y se puso de pie - Entonces quizá deberías diseñar el carro con él -

- ¡Suficiente! - dijo Dante, interviniendo - El carro no se va a construir a base de gritos -

- Percy seguro que prefiero hacerlo con su nuevo hermanito - dijo la rubia.

ARES #2 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora