XIII

160 24 1
                                    

Dante estaba corriendo junto a sus amigos cuando de golpe una extraña sensación recorrió todo su ser. Paró en seco mientras veía como dos jóvenes chicas huían de un grupo de piratas - Dante... ¿Qué ocurre? – preguntó Helena, cogiéndole del brazo y obligándole a mirarla - ¿Qué te pasa? –

- No me pasa nada... Id al barco, enseguida voy – respondió rápidamente antes de salir disparado por los pasillos del balneario. Simplemente siguió los gritos de los piratas hasta que alcanzó a las chicas. Estos las tenían acorraladas y no parecía que fuesen a dejarlas en paz.

- Vamos chicas, venid aquí – dijo uno de los piratas con una sonrisa macabra.

Como respuesta Dante saltó por encima del grupo y se interpuso entre ellos con sus dagas en las manos – Cuatro gorilas contra dos chicas, eso no es muy justo –

- Venga chaval, vamos a matarte – respondió el hombre mientras sus compañeros se reían. Obviamente Dante no se molestó en dejar que le atacasen, solo necesitó cuatro golpes para liquidar a esos estúpidos piratas.

- No erais para tanto – murmuró un poco decepcionado. Después se giró a las chicas, las cuales estaban agazapadas contra la pared, aterradas – Tranquilas. Están inconscientes... Tú eres Hylla, ¿verdad? –

La chica le miraba sin comprender lo que acababa de pasar – Dante... ¿Por qué has hecho eso? –

- Porque quiero hablar con ella – respondió mientras señalaba a la niña pequeña que se escondía detrás de ella.

- No, por favor – le suplicó Hylla – Ella no tiene nada que ver con esto –

- Hylla... Apártate, quiero hablar con Reyna – contestó con la mirada fija en la chica. 

- ¿Cómo sabes...? – murmuró la joven sorprendida.

La pequeña Reyna salió de detrás de su hermana, mirándole con un poco de temor - ¿Nos conocemos...? –

- Es complicado – respondió él con una sonrisa tranquilizadora. Ni siquiera sabía lo que estaba diciendo, pero una parte de él le decía que tenía que hablar con ella, que era de vital importancia – Me alegro de verte Reyna –

La chica le miraba sin comprender lo que estaba pasando, ella no conocía al chico y sin embargo, él parecía como si la conociese de toda la vida – Si yo no te conozco, ¿cómo es que tú me conoces? –

- Bueno... Todavía es un poco pronto, pero ya lo entenderás – respondió él – Hylla, Reyna, ¿sabéis quién soy? ¿Lo que soy? –

- Eres un semidiós... – contestó la mayor – Un hijo de Ares, el dios de la guerra –

- Sí... Bueno, más o menos. ¿Sabéis lo que sois vosotras? ¿Sabéis de lo que sois capaces? - ambas se miraron sin saber muy bien que responder – Sois como yo, semidiosas –

- ¿Cómo lo sabes? – preguntó Hylla.

- Por ahora no puedo decíroslo... - respondió Dante – Pero necesito que sepáis que a partir de ahora las cosas van a ser difíciles, muy difíciles –

- ¿De qué estás hablando? – preguntó Reyna - ¿Qué va a pasar? –

- Eso no importa... Lo que quiero que sepáis es que por muy duro que sean las cosas tenéis que seguir adelante. Estáis destinadas a lograr grandes cosas pero no va a ser fácil – Dante miró su antebrazo inconscientemente – Después de esto id a San Francisco, allí os ayudaran... Y ya nos veremos –

El rugido de más piratas llenó el pasillo. Dante se giró para encontrarse con toda una tropa de piratas que iban corriendo hacia ellos - Largaos, yo me encargo de ellos –

ARES #2 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora