IX

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Como buen semidiós que era, dormir significaba tener sueños y tener sueños significaba no descansar en absoluto. Aún así, en ocasiones los sueños te podían mostrar cosas bastantes útiles para las misiones. Esta vez se encontraba en un barco, aunque a diferencia del suyo este se veía mucho más lujoso. Dante estaba en mitad de la cubierta principal, justo enfrente de una de las piscinas - Ojala poder navegar en esto... - murmuró mientras paseaba por el barco. Los pasajeros iban de un lado a otro, disfrutando de sus vacaciones en un lujoso crucero.

- Estamos de crucero. Nos estamos divirtiendo - dijo un niño que pasó al lado suyo.

- Sí - dijeron al unísono los críos con expresión vacía - Nos lo estamos pasando bomba. Vamos a nadar a la piscina -

- Nos lo estamos pasando muy bien a bordo del Princesa Andrómeda. Que tengan un buen día - le dijo otro tripulante con la mirada vacía.

- Princesa de Andrómeda... - murmuró Dante para si mismo. El nombre le sonaba y no sabía por qué pero le puso nervioso, una sensación de nerviosismo recorrió todo su cuerpo, haciendo que se pusiese en situación de combate. Dante tuvo una extraña corazonada y decidió ir al camarote principal, el del capitán.

Se apoyó contra la puerta y acercó el oído - Derecho al punto, ¿eh? Está bien, seguro, yo envenené al árbol. ¿Y qué? - dijo la voz de Luke. Dante sintió como toda la sangre de su cuerpo se iba a su cabeza, escuchar la voz del traidor diciendo que había sido él el que había envenenado el árbol de su propia amiga.

- ¿Cómo pudiste? - gritó Annabeth. Sonaba tan enfada que hasta le sorprendió - ¡Thalia te salvó la vida! ¡Nuestras vidas! ¿Cómo pudiste deshonrarla...? -

- ¡Yo no la deshonré! - respondió Luke - ¡Los dioses la deshonraron, Annabeth! Si Thalia estuviera viva, estaría de mi lado -

- ¡Mentiroso! - gritó la chica.

- Si supieras lo que está por venir, lo entenderías... - Luke sonaba preocupado pero Annabeth le interrumpió.

- ¡Entiendo que quieres destruir el campamento! - gritó - ¡Eres un monstruo! -

Dante abrió lentamente la puerta, rezando porque no pudiesen verle o algo. La verdad era que aunque era un sueño había límites y no tenía muy claro cuáles eran. Algunos monstruos eran capaces de detectar tu presencia y atacarte. La habitación era enorme como se podría esperar del camarote del capitán aunque lo que más llamó su atención fue un largo cofre de oro. Un sarcófago, grabado con escenas de griego antiguo de las ciudades en llamas y héroes muertos espeluznante. A pesar de que la luz del sol entraba a raudales por las ventanas, el ataúd hizo que toda la temperatura de la habitación bajase de golpe.

Por otro lado Luke había cambiado desde el verano pasado. En vez de bermudas y una camiseta, llevaba una camisa, pantalón caqui y mocasines de cuero. Su pelo rubio, que solía ser tan rebelde, estaba ahora corto. Todavía tenía la cicatriz bajo el ojo, una línea blanca dentada de su batalla con un dragón. Y apoyada en el sofá, su espada mágica, Backbiter, brillando extrañamente con su mitad de acero, media hoja de bronce celeste que podía matar a los mortales y monstruos.

Percy, Annabeth y Tyson estaban de pie frente al chico. Annabeth tenía los ojos llenos de lágrimas, Percy mantenía un rostro de seriedad aunque Dante notó como llevaba su mano al bolsillo en busca de su bolígrafo mágico - Malditos idiotas... - murmuró mientras veía la situación.

Dante volvió a prestar atención a la conversación al ver la sonrisa de Luke - Sí, Percy, lo sé todo acerca de eso. Y sobre su plan para encontrar el Vellocino. ¿Cuáles fueron esas coordenadas, de nuevo... 30, 31, 75, 12? Ya ves, todavía tengo amigos en el campo que me mantienen informado -

ARES #2 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora