XVI

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- En serio... ¿Nunca te cansas? - Grover estaba sentado frente a la hoguera de piernas cruzadas mientras veía a Dante dar vueltas frente a la inmensa roca.

- Perdón por querer escapar de un cíclope devora hombres - respondió este entre jadeos. Se había pasado las últimas horas intentando encontrar una manera de escapar de esta maldita cueva, pero lo único que había conseguido era cansarse. Daba igual las veces que golpeara esa piedra, parecía indestructible...

- Si vas a pelear contra él deberías guardar esa energía - suspiró Grover.

- No puedo ganarle... - murmuró Dante frustrado. No entendía por qué pero su fuerza no era suficiente para derrotar a Polifemo y eso no tenía sentido - No sé por qué... Pero es como si el Favor de Ares no funcionase -

- Claro que no funciona - soltó Grover como si nada. El chico se le quedó mirando fijamente sin saber de lo que estaba hablando - ¿Michael no te lo dijo? -

- ¿Decirme el qué...?

- Es el efecto del Vellocino de Oro... - explicó Grover un poco asustado por la mirada asesina Dante - Reconoce a Polifemo como dueño y le protege... Y por eso anula tus poderes, no vas a poder derrotarle sin arrebatarle el Vellocino primero. ¿De verdad que Michael no te dijo nada? -

- Voy a matarlo... - murmuro mientras se sentaba a su lado.

Ambos se quedaron en silencio durante varios minutos sin saber muy que decirse. Dante conocía muy poco a Grover y solo se le había quedado lo mal guardián que era. La verdad es que no entendía como le habían concedido el grado de buscador. Por lo que le había contado Annabeth básicamente ellos le llevaron a él al campamento y con Percy paso más de lo mismo. Era verdad que en su última misión con Percy y Annabeth había sido muy útil, pero Dante no creía que eso fuese suficiente para suplir sus errores.

En resumen, Grover no le caía especialmente bien - Bueno... Así que Percy y los demás están fuera - dijo el sátiro, sacándole de sus pensamientos.

- Sí, Annabeth tenía un plan. Así que estate preparado...

- No te caigo bien, ¿verdad?

Dante tardó unos segundos en responder, lo que ya era una respuesta en si - Bueno... No eres santo de mi devoción -

- Me lo imaginaba - musitó Grover con la mirada fija en el fuego.

- No es nada personal...

- No te preocupes, tienes todo el derecho del mundo - respondió el sátiro - Soy un completo desastre, como buscador y como guardián. Thalia se sacrificó por mi culpa y ahora vosotros habéis tenido que venir a rescatarme... -

- Grover, no pasa nada... De hecho es bastante sorprendente que pudieses encontrar solo el Vellocino - dijo Dante, intentando aligerar el ambiente.

- Fui un idiota... Me dejé engañar, ni siquiera lo estaba buscando - respondió Grover - Solo seguí el poder de la naturaleza que irradiaba -

- ¿El poder de la naturaleza? ¿Esa es la tontería que anula mis poderes?

- No deberías subestimar el poder de la naturaleza Dan... - Grover no pudo acabar la frase ya que la enorme piedra de la entrada empezó a moverse - ¿Y si nos escondemos? -

- Me parece bien - respondió Dante antes de salir corriendo. Ambos se adentraron en la inmensidad de la cueva, recorriendo un autentico laberinto de galerías. Cruzaron corredores sembrados de huesos, pasaron por estancias llenas de alfombras de lana y siniestras estatuas de cemento. Había también colecciones de camisetas con ovejas estampadas; barreños de aceite de lanolina; chaquetas y calcetines de lana y sombreros adornados con cuernos de carnero.

ARES #2 // DIOSES DEL OLIMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora