I

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¡Yo ni creía en la magia!

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—¿De dónde diablos sacaste este libro? —le preguntó curiosa Erika a su amiga, observando el libro de tapa de cuero, con algunas inscripciones extrañas, que obviamente ella no entendía.

—Lo encontré en la parada del autobús, cuando venía hacia aquí. Se ve extraño ¿No? —sonrió divertida, tomando una rebanada de pizza de la caja—. Parece viejo ¿Cuantos años dices que tiene?

—Debe tener la fecha de publicación por alguna parte, quizás en la primera o última página ¿No lo abriste aún?

—Nop, ábrelo si quieres.

Erika asintió con la cabeza, y abrió la tapa, encontrándose con una hoja amarillenta, con algunas manchas café. Al parecer se había mojado. Corrió un par de páginas más, y luego miró a Karen, frunciendo el ceño.

—Jamás había visto algo así ¿Qué se suponen que son estos símbolos? ¿O qué representan?

—Mm ¿Runas?

—No, no son runas.

—¡¿Y si es el libro de una bruja?! ¡Diablos! ¡Y yo como estúpida fui y lo tomé!

—Creo que alguien quiso que lo encontraran, pero no creo en brujas, maldiciones, y ese tipo de cosas —sonrió, girando las páginas, observando los símbolos, los dibujos de lo que parecían ser hierbas y flores.

—Creo que mejor lo arrojamos a la basura ¿Si? —le dijo con temor—. O mejor aún, lo dejamos donde lo encontré, y que alguien más se haga cargo de él.

—No seas exagerada, sólo es un libro viejo, nada más —le dijo cerrándolo, dejándolo de lado—. Es más, si quieres, luego yo me deshago de él, ahora continuemos cenando —sonrió.

***

Karen se había quedado a dormir en casa de Erika, luego de que se quedaran viendo una nueva serie, y se le hiciera muy tarde para regresar a su hogar, olvidándose ambas por completo del viejo libro que había quedado en la sala.

Erika abrió los ojos lentamente al sentir el reflejo de una luz blanca sobre sus ojos, y miró confundida a Karen dormir junto a ella en la cama. Frunció el ceño confundida y se le quedó mirando unos segundos, antes de salir de la cama.

¿Qué la había despertado?

Fue hasta la sala, y se aseguró de que la televisión estuviera apagada, y fue entonces que vio como un destello extraño emanaba del libro. Abrió sus ojos aturdida, completamente desconcertada, y por inercia, acercó su mano a la tapa, siendo envuelta completamente en un halo de luz.

Su gritó ahogado se quedó en su garganta, antes de ser transportada hacia otro lugar, a una velocidad inimaginable, que la hizo cerrar los ojos con fuerza.

Y al momento de abrirlos, cuando dejó de sentir que todo se movía a su alrededor, se encontró parada en el centro de una habitación construida de enormes piedras, iluminada con velas, y bajo sus pies, había una especie de anillo a su alrededor, escrito con los mismos símbolos del libro.

Su cuerpo se estremeció por completo al ver que una enorme sombra, de dos metros como mínimo de altura, se acercaba a ella. Y al tenerlo en frente, comprobó que no era ninguna sombra, era un hombre.

El tipo se bajó la capucha de la túnica negra que llevaba puesta, y Erika se encontró con ese enorme rubio de cabello largo, desalineado, y ojos azules, mirándola confundido.

—¿Qué se supone que eres tú? —le preguntó en un tono grave, grueso de voz, que la hizo temblar por completo—. ¿Cómo llegaste aquí?

...

Llevo mucho tiempo intentando recuperar mi hábito por la escritura. Si llegaste hasta aquí, te agradezco de todo corazón tu apoyo y paciencia ❤️

MikaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora