XIV

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—Ella se ve muy diferente, no parece la misma muchacha que te llevaste de mi casa.

Zakael observó al rubio y luego arqueó una ceja, antes de reír bajo.

—Pero sigue siendo la misma, créeme. Es caprichosa, testaruda, llorona a veces, ambiciosa... Es todo un personaje. Y ahora que está embarazada, parece que todo se ha multiplicado por dos.

—Podrás decir todo lo que quieras de Karen, pero ella se ve bien, feliz. E incluso tú te ves tranquilo, relajado.

—Tenemos sexo dos veces al día —le dijo en un tono desinteresado—. Antes lo hacíamos una vez al día, pero después de enterarnos que estaba embarazada, no podíamos seguir haciéndolo del mismo modo "descuidado". Así qué, acordamos hacerlo dos veces por día, pero siendo más cuidadosos.

—No entiendo cómo hicieron para entenderse tan bien.

—Hablando supongo, llegando un acuerdo que nos convenga a ambos.

—¿Y sigues pensando en compartirla?

—Por supuesto que no —le dijo serio, cambiando la expresión tranquila de su rostro, por una molesta—. Karen es mi mujer ahora, tendremos un hijo, y muchos más juntos. Ella es mía.

—Bueno, al menos lo has entendido.

—¿Y tú con Erika? No los veo bien a ninguno de los dos, y ella ni siquiera ha quedado embarazada aún. Cuando me llevé a Karen de tu casa, creí que era un error, que no me serviría de nada. Y aunque es una mujer complicada, la verdad me veo mejor que tú ahora.

—Erika no puede ser mía, como Karen es tuya, ella tiene a alguien más en su mundo.

—¿A qué te refieres?

—A un hombre, su pareja.

—¿Y qué con eso? No es como si él pudiera venir, o ella regresar. No tiene sentido ni siquiera que lo tomen en cuenta, esta es su nueva realidad.

—Ella lo ama.

—¿Y qué se supone que signifique eso? —le inquirió arqueando una ceja.

—Es un sentimiento muy fuerte para ellos, de cariño, pertenencia, protección.

Zakael miró a Mikael, y luego negó con la cabeza, encogiéndose de hombros.

—¿Y qué tiene? No entiendo cómo eso les afecta. Él está en su mundo, y tú estás aquí. Si dejas que ella se siga aferrando a algo que jamás volverá a tener, no avanzarán. Mikael, el motivo principal de tenerla, era que te diera descendientes, y ni siquiera ha quedado embarazada.

—No me parece justo.

—¿Qué no te parece justo? Ni que la estuvieras obligando a acostarse contigo.

***

—¿Podemos hablar?

—Claro ¿De qué? —le preguntó Erika, mientras se servía un poco de agua en un vaso.

—De nuestra convivencia, y futuro.

Ella bebió lentamente el agua, y luego lo observó curiosa.

—¿Y qué quieres hablar?

—Karen ha quedado embarazada, y tú sabes que yo necesito un descendiente.

—Bueno, Karen y Zakael tienen sexo todos los días, es entendible que haya quedado embarazada y yo no. Nosotros sólo lo hemos hecho una vez.

—Exacto, debemos hacerlo más seguido.

—Está bien, Mikael, tú no has querido hacerlo.

—Porque tú no te sentiste a gusto la primera vez, y no me parecía justo obligarte a estar conmigo, cuando tú ya tienes una pareja.

—Con el tiempo Paul me olvidará, se buscará una nueva mujer, y continuará con su vida. Después de estar tanto tiempo aquí, ya asumí que nuestros caminos se separaron.

—Eso quiere decir ¿Qué ya no te importa hacerlo conmigo?

—Ajá, me da lo mismo —pronunció indiferente—. Después de todo, sólo debes eyacular en mí, nada más.

...

MikaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora