XIX

2.9K 408 29
                                    

—Wou, que perra mi amiga —sonrió divertida, al ver la nueva imagen de Erika—. ¿Planeas seguir torturando a Thor así?

—Sólo quería sentirme bien conmigo misma de algún modo en este lugar.

—¿Ya comienzas a aceptar la idea de quedarte aquí? Hasta criaríamos juntas a nuestros hijos —sonrió.

—No, Kari, yo sigo con la idea de regresar a nuestro mundo. Esta no es la vida que quiero.

Karen miró a la actual rubia, y negó con la cabeza.

—¿Tienes idea de cuánto tiempo pasará hasta esto? ¿Lo has pensando aunque sea sólo por un momento? Cuando tú puedas regresar, si es que lo logras de algún modo, la vida de todas las personas que alguna vez conociste, no será la misma. Ni siquiera la tuya será la misma, Erika. Todo habrá cambiado para siempre.

—No me importa, yo quiero-

—Y aquí el tiempo pasa mucho más lento ¿Tuviste en cuenta eso? —la interrumpió—. Imagina que pase un año hasta que puedas regresar ¿Cuánto tiempo habrá pasado en la Tierra? ¿Cuatro años? ¿Y si es más?

Erika la miró, frunciendo el ceño, y se quedó en silencio. Lo que menos necesitaba en ese momento, es que Karen la juzgara por querer recuperar su vida.

Era su amiga, necesitaba que la escuchara, que la apoyara, nada más.

***

—Erika ¿Dónde estás? —preguntó Mikael regresando a su hogar.

—En la habitación.

Se dirigió hasta ella, pareciéndole extraño que a esa hora del día la jovencita siguiera acostada. Al llegar, observó la ropa que llevaba puesta, tan sexy, y con su cabello suelto y ondeado, dándole un aspecto más sensual aún.

—Ven, acércate —le dijo arrodillándose en la cama.

Mikael se acercó hasta ella, y Erika lentamente le quitó la camisa, pasando sus manos por el pecho de él, acariciándolo por primera vez en todo el tiempo que ya llevaba viviendo allí.

—¿Te sientes cansado?

—No —pronunció bajo, observándola, pero ella estaba mirando hacia abajo, el pecho de él.

—Que bueno oír eso —pronunció en un tono de voz que no expresaba nada realmente.

Descendió sus manos hacia la cinturilla de su pantalón, y luego las dirigió hacia adelante, para desprender el botón, y suavemente bajarle el cierre de la cremallera.

—¿Segura quieres hacerlo, Erika?

—Sí —le dijo antes de bajarle el pantalón, dejándolo sólo con el bóxer puesto.

Karen tenía razón, el tiempo pasaba muy lento en ese lugar, y ella necesitaba quedar embarazada cuanto antes.

Mikael la recostó en la cama, y se subió encima de ella, cuidando de no aplastarla con su enorme cuerpo, comparado con el de Erika.

—Puedes cerrar los ojos si quieres —pronunció bajo, dirigiendo una de sus manos hacia su miembro, para masturbarse—. O mirar hacia otro lado.

—Prefiero que me beses.

—Sé que tú no quieres hacer eso, Erika.

—Hay demasiadas cosas que no quiero hacer, y debo hacerlas igual. Bésame, Mikael.

—Lamento tener que arruinar tu vida de este modo.

—¿Por qué lo lamentas tú? No hiciste nada para que yo terminara aquí, no tienes que pedirme disculpas.

—Lo hago porque sé que esto es terrible para tí, que te duele mucho hacerlo.

Erika lo miró a los ojos, y se encogió levemente de hombros, antes de tomarlo del rostro y unir sus labios con los de Mikael.

Sí, odiaba dejar que él se corriera en ella, pero no tenía otra opción tampoco.

...

MikaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora