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EZRA ANGHEL

Por alguna razón no podía dejar de pensar en ella y en lo que paso en esa pequeña habitación. Su mirada curiosa ardiendo dentro de sus ojos que me encantaría saciar todo lo que a ella le intriga.

Sabía que no era correcto lo que estaba haciendo, pero no puedo parar, ella ha hecho que cambie sin siquiera haberme dado cuenta. Lo que le dije a ese hombre era cierto, en unos meses tomaré el control y por ende tendré que casarme.

Sabía más que nadie que la persona que esté a mi lado me debía aceptar aún teniendo esta marca en mi rostro.

Sé que ella esconde algo, sé también que lo mantiene oculto dentro de ella sin que nadie se dé cuenta, lo noté cuando podía ver en sus ojos que quería más anoche, pero aún con juntar nuestros labios con algo impidiendo el roce de ellos sabía que ella había sentido lo mismo que yo.

Cuando abrí mis ojos y noté que los suyos estaban aún cerrados como si en verdad la estuviera besando, sus pupilas dilatadas, sus labios entreabiertos, todo de ella era tan gratificante y digno de admirar por varios minutos.

Sólo en estás cuatro paredes puedo pensar en ella sin que me sienta miserable al saber que otra mujer me estará tocando dentro de poco y aunque he querido alargar la idea absurda de mi padre de casarme se quedó tranquilo al decirle que cuando tomé su lugar recién podré casarme, claro que lo aceptó de inmediato porque sabía que en mis planes no estaba contraer matrimonio.

Pero ahora está ella y me hace sentir como si estuviera cometiendo el peor error de mi vida al aceptar esa idea.

¿Por qué tuvo que ser ella?~ me preguntó una y mil veces ~ ¿Por qué ella llamó mi atención?.

La imagen de ella en el escenario se me vino a la mente como respuesta.

Recuerdo que la suma que pedían era elevada para cualquiera de clase media pero para mí no lo era, para mí ella valía mucho más que cada miserable dólar que esos bastardos pedían.

Porque sólo pensar que alguien más podría tocarla  me hizo sentir eufórico, nervioso y hasta podría decir que enojado.

¿Por qué?, porque no me lo imaginaba.

Tenía que ser yo el que la tocará, el que la besara, me levanto de la silla sin dejar de pensar en ella y me dirijo fuera, no puedo aguantar las ganas de verla de nuevo, ya pasó un día eso es suficiente.

Subo a mi coche escuchando las dudas de mi chófer al no llevarlo de nuevo, pero eso no importaba.

Conduje hasta llegar a ese lugar y entré, eran las 8:30pm así que había regular hombres buscando una noche con una de estas chicas, no prestó atención a más y sigo mi camino.

Me meto por un pasadizo que me llevara a la misma habitación de ayer y entró no sin antes botar al guardia que había dejado la misma noche para que vigile que nadie entre, lo primero que veo al entrar es a ella recostada sobre la cama, la luz está encendida así que la apagó sin dudarlo, no podía dejar que ella me viera, todavía no, me temería y estoy seguro que se alejaría de mí.

Se levantó asustada y mira en mi dirección con miedo, veo como sus músculos se relajan al ver que soy yo y una sonrisa silenciosa aparece en mis labios sin pensarlo dos veces, me pareció extraordinario ese pequeño detalle.

- Eres tú - afirma levantándose de la cama - me dijeron que hoy vendría la persona que me compró un tiempo - avisa con una sonrisa amarga sobre sus hermosos labios - es mejor que te vayas, no quiero que te metas en problemas - vuelvo a sonreír cuando dice eso.

Golpean la puerta antes de poder decirle quién soy, me volteo y veo cómo entra el mismo de anoche.

- Oh así que ya estás aquí - interroga con una sonrisa asquerosa.

- Pues creo que sí - respondo de la misma forma, su mirada pasa de mí a ella y veo como la mira de arriba para abajo con picardía, ese pequeño acto hace que me enojé, pero decido no hacer nada que la ponga en peligro.

- Ayer no pude venir a visitarte y darte la bienvenida - comenta con gracia - tuve algunos inconvenientes que atender - dice mirándome a mí directamente. - Sólo vengo a avisarte qué te portes bien con tu nuevo dueño, él es... especial - dice guardando silencio unos segundos antes de decir lo último.

- Idiota de mierda - escucho que ella susurra en inglés y sonrío divertido por aquel comentario que estoy seguro nadie más que yo escucho y si lo hicieron no entendieron.

- Bueno los dejó solos, espero disfrutes la noche, sabes que eres bienvenido cuando quieras - dice en mi dirección y se va.

Cuando la habitación de nuevo queda en silencio me volteó a verla y ella agacha la cabeza con temor ante mi mirada, eso me desconcierta por un momento.

-¿Que sucede?- preguntó confundido.

- Tú eres el que me compró, ¿No es así?- lo dice más como una afirmación que como una pregunta, pero decido responder.

- Así es - respondo como si no fuera de importancia.

-¿Por qué?- pregunta levantando su mirada tomándome por sorpresa.

¿Por qué?~ me pregunto a mi mismo de nuevo.

-Sólo no quiero que te hagan daño - respondo nervioso.

-¿Y eso qué tiene que ver contigo?, si no eres como ellos entonces, ¿Por qué estás aquí?- pregunta mirando de un lado a otro como si no hallará ella misma la respuesta.

- Por ti - digo en un susurro que estoy seguro escuchó porque su ceño se frunce y veo cómo muerde su labio inferior nerviosa, pero no sé como esa pequeña acción me toma desprevenido y siento una corriente eléctrica por todo mi cuerpo hasta llegar a esa zona tan íntima que nunca antes había respondido ante una mujer.

Mis músculos se tensan y mi garganta se seca haciendo que trague duro, mi mente se nubla y no puedo pensar en  algo coherente.

Trato, en verdad trato de controlarme, pero mi parte ilógica gana y sin procesar bien la situación me acerco a ella y bajo mi mascarilla antes de besarla, el toque de sus labios me vuelve loco al instante y su aroma me embriaga, ella me corresponde luego de unos segundos y mueve sus labios al compás de los míos, mi corazón se acelera cuando hace eso. Mi mano se posa detrás de su cuello y la otra en su cintura atrayendo su cuerpo al mío.

Creo que no podré contenerme aunque trate de parar, sus labios carnosos son tan adictivos que me envuelven y me hacen perder toda capacidad mental que tenía, conté por un momento que ella me alejaría de inmediato, pero en mis planes no estaba que ella se acercará aún más a mí.

Al Compás De Tus Órdenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora