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DAIANA JONES

Los dias aquí son lo mismo, sólo estoy acostada, viendo televisión o leyendo un libro. Tengo prohibido coger teléfonos, mirar mucho tiempo por la ventana y por obvias razones tampoco quieren que salga de mi habitación a menos que esté acompañada por el vigilante que siempre esta en mi puerta.

Llevo dos días aquí y aún no sé el nombre de ese chico, tampoco lo he visto muy seguido, él sólo viene en la noche para saber como estoy e irse de nuevo. Creo que me está evitando aunque no sé sus razones para hacerlo.

Por la madrugada puedo dormir más tiempo que antes, pero me levanto muchas veces en la madrugada por el miedo que ese troglodita entre mientras estoy dormida.

Estoy ansiosa con sólo dos días, he estado sintiendo que alguien me toca, pero cuando por fin recobró la consciencia no hay nadie más en la habitación. Después de que ocurre eso no puedo dormir más hasta muy entrada la mañana.

La puerta es abierta sin invitación y veo entrar a mi "dueño".

Esquivo su mirada y sigo mirando por la ventana sin hacer caso a su presencia.

-Te he dicho que no puedes estar mucho tiempo ahí - avisa y yo suspiro antes de caminar hacia la cama.

Me acuesto boca arriba y miro el techo sin nada más que hacer o decir. Él sólo viene por unos minutos así que ya me da igual si le hago o no caso, todo es tan monótono que comienza a irritarme, ¿En serio tendré que hacer esto por un mes?, por supuesto que prefiero mil veces esto a estar en ese lugar, al menos aquí puedo cerrar los ojos sin temor.

-¿Siempre vas a ignorar que estoy aquí?- pregunta y puedo escuchar su voz a unos metros de la cama. Como siempre no respondo, pero miro en su dirección en respuesta.

Veo como sus ojos miran todo mi cuerpo sin disimulo, se da cuenta que todavía lo estoy mirando así que mira hacia otro lado.

-¿A qué le temes?- interrogo tratando de hacer que salga del laberinto en el que está.

Es claro que lo único que quiero es hacerlo con él antes de que mi tiempo aquí finalice y tenga que regresar a ese espantoso lugar, no sé que debo hacer para que él de el primer paso, ¿O lo daré yo?.

Me levanto y me acerco hacía él que sigue en la misma posición.

Parece que sigue en su mente metido, como si estuviera debatiendose si debe o no debe hacer lo que quiere.

-¿Estás segura que quieres eso?- pregunta esta vez él dando pasos hacía mi haciendo que retroceda - porque te tendré que advertir que si empiezo de nuevo con eso voy a asegurarme de terminarlo sin pensarlo dos veces - cada palabra logra que el cosquilleo en esa zona empiece.

Es raro que mi cuerpo reaccione de está manera ante él, pero no dejo que note lo nerviosa que en este momento estoy.

Su voz ronca cuando articula lo que dice me excita, puedo sentir como me palpita sabiendo que él está aquí.

Bajo la mirada ante la suya y por dentro me maldigo por ser tan débil, ahora quiero que se vaya para poder soltar este remolino en mí.

Veo por el rabillo del ojo como sus ojos me miran y no puedo evitar sonrojarme.

- Es mejor que te vayas - le digo volviendo a la cama, pero esta vez me pongo boca abajo.

No oigo nada hasta después unos segundos que siento que el colchón se hunde a un lado mío.

- ¿Piensas que me iré sólo porque tú lo dices? - un escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar su susurro cerca de mi oído, en un intento de levantarme un grito involuntario sale de mis labios al sentir un golpe muy fuerte en mi trasero.

-¿Qué crees que estás... ?- seguido de mi pregunta inconclusa otro grito más se me escapa al sentir de nuevo otra palmada.

- Creo que me cansé de ser tan bueno contigo - lo escucho decir mientras manosea a su antojo mi trasero - quise esperar a que estuvieras muy segura de esto, pero veo que  ya no necesito pedir permiso - lo dice tan seguro y molesto que intento de nuevo levantarme enojada por lo que dijo, pero en un movimiento soy puesta boca arriba de manera brusca.

Él está encima mío lo que me hace comenzar un forcejeo hasta que sus manos toman las mías con fuerza y las ponen arriba de mi cabeza, intento zafarme, pero el agarre es duro, sus dedos se adhieren a mi piel que estoy segura dejará marca.

Me pecho sube y baja rápido, mi respiración está a su ritmo y me siento cansada de no poder salir del espacio que ha impuesto su agarre.

Mis senos lucen un poco más grande por la posición y sus ojos bajan hacia ellos ellos con descaro.

-¿Qué pasa acaso nunca has visto los senos de una mujer tan cerca?- pregunto con burla.

-No, nunca - dice acercando su mano hacia uno de ellos.

-No te atrevas - le ordeno con rabia, aunque sé que en el fondo quiero que no pare, es mejor mantener mi orgullo intacto.

- Tu no puedes decirme que hacer o que no hacer con tu cuerpo, me perteneces - es difícil no notar la posesividad en su tono de voz, pero siento como mis bragas se humedecen por sentir como su pantalón roza con mi parte baja sin disimulo.

Su mano recorre todo mi cuerpo y yo cierro los ojos girando mi cabeza para un lado.

Mi cuerpo se tensa al sentir como su mano llega a esa zona que nunca además de mi, nadie a tocado.

-Estás tan mojada que apenas puede absorber algo tu ropa  - dice sobando esa parte que sólo la cubre dos prendas que pueden no cuidar bien mi intimidad - he estado fantaseando con éste momento tantas veces  en mi cabeza.

Mi mente no razona las palabras que dice, todo lo contrario sólo hacen que me confunda.

Trato de cerrar mis piernas, pero su mano me lo impide.

-No te atrevas a moverte, es una orden - gruñe con molestia.

La única luz que entra es por la luna, pero ciertamente él no se quita esa mascarilla seguramente asegurándose que la luna no delate lo que esconde de mi.

-¿Puedes quitarte eso?- pregunto con cierta timidez que se niegue.

Una mano sigue sosteniendo mis muñecas y la otra esta en mi pierna evitando con su cuerpo que yo cierre mis piernas.

-No creo que puedas soportar verme sin ella - avisa con un tono amargo.

-Ponme a prueba - le digo segura ya sabiendo de esa cicatriz, sólo curiosa de no saber porque tiene el afán de esconderla tanto.

Al Compás De Tus Órdenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora