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EZRA ANGHEL

No tengo ni la menor idea de que está tramando al querer que me quite la tela que cubre la mitad de mi rostro, pero aún así decido hacerlo. El calor empieza a molestar, pero lo único que me hace debatir entre hacerlo o no, es que ella se asuste.

Intenté mostrar mi rostro al mundo antes, pero no me recibieron muy bien.

Es por eso que nunca quise que el mundo sepa de ella.

-¿Qué tanto escondes?- pregunta haciendo que sonría, sus ojos no muestran respuesta asi que desabrocho lentamente el nudo detrás de mi cuello y dejo que suavemente la tela caiga por mi rostro.

Espero ansioso su siguiente movimiento, pero éste no llega.

-¿No es mucho mejor sin ella?- interroga con diversión, mi ceño se frunce al no esperar esa respuesta de su parte - no te lo quise decir antes, pero ya había visto tu cicatriz y sinceramente no entiendo porque quieres ocultarla tanto.

Su tono es entre molesto y curioso, yo me quedo callado al no saber como responder a eso y mi cuerpo se tensa al escucharla decir que ya la ha visto antes.

Busco de nuevo en su mirada algún rastro de mentira o de asco al mirarme, pero de nuevo me quedo sin respuesta al sólo tener una sonrisa picara de su parte.

- ¿Por qué?- pregunto con dureza, ella parece confundida con mi interrogante.

-¿Qué?- cuestiona mirándome.

-¿Por qué no reaccionas cómo las personas que la han visto antes?- interrogo molesto.

-¿Acaso es una obligación que tenga que reaccionar de alguna manera?, yo reaccionó así porque no le veo lo grave, si, tienes una cicatriz en tu rostro, pero no es nada de lo que tengas que sentir vergüenza, eso deben sentir los que me han arruinado la vida a mí y a muchas jóvenes, sigues siendo atractivo con o sin ella no tienes que exagerar - responde tratando de zafarse de sus muñecas, tal acto me saca una sonrisa porque no está prestando atención a nuestra conversación como si en verdad no le diera importancia a esta horrible marca en mi cara.

-¿Crees que distrayendo mi atención vas a conseguir escapar?- pregunto pegando más mi cuerpo al de ella.

-¿Quién dice que quiero escapar? - cuestiona volteando a verme con una sonrisa socarrona en su rostro.

- No hagas que vuelva a ser el de antes Daiana - aviso por lo bajo.

- Creo que la persona que me ha puesto en esta posición ha sido el que tu en verdad eres, y no el que que siempre da muchas vueltas a un asunto.

Su mirada picara mientras muerde su labio de manera atrevida me pone tan duro que comienza a doler.

- Te arrepentirás de pedir a ese alguien, no te has puesto a pensar la razón del porque siempre lo mantengo escondido, ¿No? - un brillo se apodera de sus pupilas captando mi atención aún más.

- Eso es porque no estás dispuesto a afrontar las consecuencias - su broma hace que algo dentro de mi se vuelva a remover excitado por su atrevimiento. Mis manos se aprietan aún más a cada agarre y respiro profundo tratando de volver a mis sentidos - ¿Lo ves?, justo ahora no dejas que lo que eres salga de ese escondite.

Sus palabras se clavan en mi cabeza dando vueltas una y otra vez hasta que dejo de pelear conmigo mismo.

-A la mierda - digo en un gruñido y una sonrisa de medio lado se hace presente en mi rostro al verla - te hubieras quedado con mi versión buena - es lo ultimo que digo antes besarla, chupo y muerdo su labio inferior mientras comienzo a sobar mi duro miembro sobre ella, la oigo gemir sobre mis labios por la fricción de ambos cuerpos.

Dejo sus labios y comienzo a bajar mi cabeza poco a poco hasta a estar entre sus piernas, ella se tensa e intenta de nuevo cerrar sus piernas, pero las separo bruscamente de un sólo movimiento haciendo que se queje.

-No te escondas de mí - ordeno con voz dura abriendo aún más sus piernas dando una muy buena mirada.

Bajo su pantalón y como imaginaba su ropa interior está empapada, pongo mis dedos sobre esa fina tela que pronto será arrancada y de un tirón bajo sus bragas, mi miembro lucha por salir y entrar donde he puesto mis ojos, pero no lo hago aún.

Me acerco y saco mi lengua mientras comienzo a lamer los labios de su entrepierna con un poco de delicadeza, escucho sus gemidos y siento su mano en mi cabeza pidiendo más mientras se retuerce.

Cuando creo que he mojado suficiente meto un dedo despacio y ella suelta un jadeo removiendo su cuerpo, hago lo que su cuerpo me pide y empiezo a mover mi dedo dentro de ella, luego meto otro y comienzo a mover mi mano más rápido.

Hasta que llega a su éxtasis, mis dedos se mojan con sus fluidos y yo creo que no podré aguantar ni un minuto más.
Desabrocho mi pantalón y lo bajo hasta que cae por si solo, noto que mi miembro está demasiado duro y bajo el boxer que duele aún más, lo saco y un liquido sale de el así que lo limpio.

Siento su mirada pegada en mi sin despegar sus ojos y la miro curioso, ella se voltea con sus mejillas sonrojadas y yo no espero más, me saco el polo que llevo puesto y lo tiro por cualquier lado.

-Espero que sepas lo que has hecho - le digo mientras me arrodillo en la cama y la arrastro hacía mi.

Froto la punta de mi miembro sobre su entrada y ella cierra sus ojos mientras su boca se abre un poco con una respiración rápida.

Comienzo a hundirme en ella muy despacio, tratando de no lastimarla, sólo quiero disminuir un poco el dolor que estoy seguro sentirá, ella se queda quieta y hago una mueca al comenzar a sentir ardor e incomodidad al inicio, ella parece igual que yo porque muerde sus labios que estoy seguro está apunto de hacerlos sangrar.

-No te retengas - susurro de manera entrecortada, mi corazón late muy rápido y un zumbido se hace presente en mi cabeza, algo de consciencia vuelve a mi y por una fracción de segundo pienso en no hacer esto, pero todo se esfuma al sentirla mover sus caderas dándome una invitación de que siga.

No puedo controlarme ante su petición y comienzo a moverme dentro de ella, un vaivén lento al comienzo que me hace hundirme por completo, un jadeo involuntario sale rápidamente de sus labios, pero cosquilleos se forman en mis manos y en gran parte de mi piel al sentirla.

Escucho sus gemidos y aumento la velocidad igual que la fuerza con la que lo hago, un torbellino de emociones me inunda, pero las ignoro.

Me acerco a ella sin dejar de moverme y la beso, meto mi lengua y me dejo rasguñar la espalda sin que me importe en lo más mínimo.

Después de recorrer toda su boca, bajo por su cuello y chupo algunas partes de este sabiendo que dejará marca mañana, cuando llego a sus senos no puedo evitar meterme uno a la boca y jugar con el a mi antojo.

Sus gemidos se escuchan tan excitantes que comienzo a moverme más rápido y brusco que antes, ella pone sus manos en mis brazos y mete sus uñas en ellos, el dolor pasa a segundo plano ante el placer.

- Déjate llevar, hazlo conmigo - susurro mientras me acuesto y la pongo encima mío, ella mueve sus caderas para arriba y abajo, me quedo viendo lo caliente que se ve así, sus senos se mueven y una de sus manos está en mi pecho mientras la otra quita su cabello de la cara.

Siento que no podré soportarlo más y ella empieza a sobar su cuerpo con el mio de forma circular mientras un ultimo gemido sale de sus labios y un jadeo de los míos, siento como mi cuerpo se desvanece al mismo tiempo en que lleno todo su coño caliente.

Ella no se mueve hasta que acabo y pongo mis manos en su cintura para acostarla a mi lado. Su pecho sube y baja tratando de equilibrar sus latidos, la quedo mirando por largos minutos hasta que me doy cuenta que se ha quedado dormida.

Rio internamente por su cansancio y cubro su desnudez con una sábana.

Al mirarla sólo puedo pensar que he encontrado a la mujer que puede saber todo de mi. Tendré que buscar la manera en que se quedé a mi lado por más tiempo, ahora es mía y nadie podrá alejarla de mi.

Al Compás De Tus Órdenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora