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EZRA ANGHEL

- Creo haber dejado en claro que no quería volver a verlo nunca más, pero usted mismo viene, puede decirme la razón de su visita repentina, pero la verdad es que no me interesa, así que le pido amablemente que salga de mi casa - ordenó se forma brusca al regordete que tengo frente.

Él sonríe como si mis palabras no tengan ningún sentido para su cerebro, pero yo sigo con mi mirada duro ante su persona.

-Yo sólo venía a ofrecerle una nueva mercancía, pero creo que está de malas así que voy a regresar en otro momento - dice en una sonrisa y luego dando media vuelta.

- Asegúrese de no volver y le agradecería que se vaya en silencio, no quiero que la chica los vea y tenga un mal pensamiento - el tinte de enojo en mi voz es palpable, pero él solo voltea y vuelve a sonreír, esta vez mostrando su diente de oro en medio de los demás.

- Lamento decirle esto, pero su recomendación llego tarde - mis ojos se vuelven a concentrar en él al oírlo - esa niña me recibió en la entrada y no pude no saludarla - las ganas de romper ese diente salen haciéndome enojar.

Él vuelve su mirada al frente y abre la puerta de mi oficina.

- Por cierto, me parece de mal gusto que no le diga quién en su dueño, ella tomó mal que yo se lo diga, pude ver que en verdad le inquietó - su comentario me descoloca hasta que logró entender a lo que se refiere.

-¿Qué hizo, qué?- pregunto acordándome a él.

- Como dije, ella pensaba que la llevaría asi hace un momento que le dije de nuestro último encuentro, pero creo que no lo tomó tan mal - el pensamiento de que ella este mal en este momento pasa por mi cabeza asi que salgo y choco con el cuerpo de ese hombre, pero no me detengo a disculparme.

Subo las escaleras y corro hacia la habitación, pero lo único que me da la bienvenida es su ropa tirada por todo el piso. Mis latidos se aceleran mientras me meto al baño y veo que ella ha estado aquí hace poco. Corro de nuevo saliendo del cuarto y bajando las escaleras mientras camino hacia el jardin delantero, pero por más que busco no encuentro su rastro.

- Señor - aparecen ante mi los dos hombres que puse a cargo para cuidar de ella, pero ellos sólo bajan la cabeza.

-¿Dónde está?- pregunto acercándome a ellos.

-Disculpe señor, ella me comentó que se iría a dar un baño, así que nos detuvimos a descansar - lo que dice me hace preocupar aún más sin poder saber que hacer ahora.

- Te puse como su compañía porque hablamos su idioma y quería que la vigilarán, pero ustedes dicen que simplemente se fueron a descansar, ¿Creen que soy un chiste?- interrogo alterado - quiero que la encuentren y la traigan ante mi lo antes posible, les doy 24 horas para que ella regrese, si no ustedes deben darse por muertos - amenazo con rudeza y entro de nuevo a la casa, me dirijo a la oficina donde tiro todo lo que aparece en mi vista. Escucho vidrios romperse mientras que desfogo todo la cólera contenida en mi sistema.

Ella tiene que regresar, tiene que estar a mi lado, no puede irse nunca.

Agarro con fuerza el escritorio y lo tiro hasta que cae al suelo haciendo un estruendoso sonido. No puedo soportar la idea de que ella se vaya, la hice mía y yo fui suyo, no puede acabar de esta manera.

Escucho que la puerta se abre y veo que Thomas pasa por el umbral mirando todo a mi alrededor.

- Tengo miedo de preguntar que fue lo que pasó, pero en vez de eso preguntaré, ¿Por qué te pones así por esa chica?, no es como si te hayas acostado con ella o algo así - comenta con burla, pero ante mi mirada abre sus ojos y se detiene en su broma - no estás hablando enserio ¿Verdad?

-Métete en tus asuntos y sal de mi puta vista - ordeno más enojado por su repentina y desagradable visita.

-Vamos, no tienes porque tratarme así, no es mi culpa que seguro este asustada por ver tu rostro - su broma pasa el limite de mi soporte, pero no digo nada al respecto porque sé que no es así.

-¿Tanto es tu deseo de morir?- interrogo mirándolo mal.

-Ya, no enojes y cuéntame que fue lo que pasó viejo - dice acercándose a mí.

-Ya te dije que no puedo soportar tu presencia hoy imbécil, vuelve en otro momento - juraría que es el ultimo aviso que le doy para que tome su trasero y se vaya sin que sufre daños.

-Vi a la chica - levanto mi mirada hacia él por lo que escucho.

-Espero que no estés bromeando porque juro que te mato aquí mismo - le advierto.

-No bromearía con algo así, pero sólo la vi por un minuto porque me obligaron a irme - dice alzando sus hombros como restando importancia al asunto.

-¿A que te refieres?- pregunto con mi corazón acelerado.

-Yo estaba en la oficina central de extranjeros para arreglar unos documentos y creí ver una chica como la de la foto que te envíe aquel día, ella estaba diferente, tenia la ropa muy sucia y quería un teléfono para llamar al extranjero - por mi cabeza pasan muchas escenas en la que mi familia se ve metida en este problema y la sola idea que ella sea ayudada por esas personas para alejarse de mi me hierve la sangre.

- Tú conduces - ordeno mientras le tiro las llaves de mi auto, sin pensarlo camino lo más rápido posible hacía la salida y él me sigue detrás.
El camino hacia ese lugar es un poco más largo de lo que parece no entiendo como pudo ser capaz de correr hasta allí sin que mis hombres pudieran atraparla, pero la traeré de vuelta cueste lo que cueste.

-Tranquilo, siempre se puede quedar en un acuerdo con esa gente y tu lo sabes - le doy la razón, pero esas personas se toman enserio el deber de protección a civiles extranjeros ya que creen que con su visita a este país promueven las ganancias por visitar lugares turísticos, lo cual no creo que sea para tanto, pero ya es opinión de cada uno.

- La viste y no fuiste capaz de traerla - digo mirándolo con mala cara.

- No podía que es distinto, yo estaba sin hombres y desarmado, ¿Cómo quieres que la traiga?, tal vez debí darme por muerto y tratar de salir con ella aunque me disparen por intervenir en sus asuntos.

Tiene un punto, pero al menos debió avisarme desde que la vio y no primero joder.

- Como sea, juro que si no la traigo conmigo mataré a todos en ese lugar - amenazo abriendo la ventana para no sentir tanta calor.

Cruzamos con dos camionetas negras que parecían sospechosas, pero las ignoro al saber que estoy a unos minutos de tenerla de nuevo conmigo.

Al llegar ni bien estaciona yo salgo disparado y apenas pongo mi pie en el lugar miro a todos lados buscando el cuerpo de mi pequeña, pero no la encuentro. Veo a un par de hombres pasar y los interceptó.

- masa' alkhayr , hal ra'ayt 'ay aimra'at 'ajnabiat alyawm? (Buenas tardes, ¿Ha visto a alguna mujer extranjera hoy?) - pregunto sacando mi billetera, después de todo sé que no hablarán si no tienen un beneficio.

Ellos ven mi acción y se miran entre si con miradas cómplices por unos segundos.

-laqad rhlt (Se acaba de ir) - responde uno. Lo que dice me confunde y lo miro sin entender, saco un fajo de billetes y se lo tiendo.

-'aya maelumat satusaeiduni (cualquier información será de ayuda) - pido y siento que mi compañero se posiciona a mi lado. Ellos nos miran de nuevo de pues a cabeza y uno sonríe.

-kanat aimra'at jamilat jdana , qalat 'iinaha kanat fi khatar watama aikhtitafuha , kan ealayna 'an natasaraf bsret wanueiduha 'iilaa watniha , la nurid 'an yakun ladayna khilafat 'aw su' tafahum mae 'amrika alllatiniat , hadha hu alshay' alwahid yumkinuna 'iikhbaruha , 'iinaha alan fi tariqiha 'iilaa altaayirat. (era una mujer muy hermosa, dijo que estaba en peligro y había sido secuestrada, tuvimos que actuar rápido y llevarla de vuelta a su país natal, no queremos tener controversias ni malentendidos con Latinoamérica, es lo único que podemos decirle, ahora ella está de camino al avión.)

Escuchar eso hace que mi respiración se corte.

Lo logró, no puedo creer que logró escapar de mí y no pude arreglar lo nuestro antes de eso.

Al Compás De Tus Órdenes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora