XVI

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Cuando Jisung usa su grandioso don para ser orgulloso y no ceder ante los deseos de segundas personas, pasado un tiempo, cuando las consecuencias venían hacía el, se arrepentía en silencio. No iba a decirlo en voz alta porque su orgullo iba de la mano con su reputación, pero se pasaba las horas diciéndose a sí mismo que era un idiota y que la próxima piense dos veces antes de actuar.

Claro estaba que no iba a pensarlo dos veces, son solo momentos de crisis, luego se le pasaba.

Y con esto llegó a la situación en la que Jisung se encontraba el martes por la mañana, buscando desesperadamente a Mínho en Facebook para ver si en su pasado pre-adolescente se le ocurrió poner la dirección de su casa en su bibliografía.

Por supuesto, va a poner su dirección para que cualquier persona en el mundo sepa dónde vive porque es totalmente seguro hacerlo.

Jisung apagó su teléfono en un acto frustrado y se dejó caer en su banco, esperando que de alguna manera mágica la dirección de Mínho apareciera ante sus ojos. Y entonces, una rubia cabellera apareció literalmente ante sus ojos. Jisung pensó que pedirle un favor a Hyunjin era como meter la mano en el fuego, bueno, siendo sinceros, hablar con el rubio sería como lanzarse de un paracaídas roto al medio de un enorme volcán a punto de hacer erupción con tiburones nadando en su interior, a prueba de fuego por supuesto.

Al menos tenía una cosa en común con HyunJin, la exageración en momentos de crisis.

Jisung se levantó de su asiento y se acercó sigiloso hacía el menor, hablarle luego de tanto tiempo y encima a solas no parecía la mejor opción pero, como había dicho antes, el orgullo siempre le llevaba a arrepentirse luego, en el momento era buena idea.

Hyunjin dejó su mochila a un costado del banco y se puso con el celular a contestar un par de mensajes, Jisung seguía preguntándose si sería buena idea.

Pero justo cuando estaba por acercarse a Hyunjin, Mínho también entró por la puerta con su típico aire misterioso alrededor y con unos auriculares puesto en sus orejas. Se acercó a Hyunjin, le dió un golpe rápido en su cabeza, el menor se quejó por eso y luego pasó por el lado de Jisung sin siquiera mirarlo para sentarse en su banco.

Jisung se congeló en su lugar, no le había ni siquiera mirado y el había pasado el domingo entero pensando en como le hablaría la primera vez que lo viera. El lunes Mínho faltó a clases y cuando por fin lo ve el martes, ni siquiera le clava la mirada unos segundos. Tenía que admitir que le había dolido, pero lo admitía en su mente, como la mitad de sus sentimientos.

Jisung se giró sobre sus zapatos, indignado y dolido, y se sentó en su lugar, mirando un punto fijo del patio y prestando atención a los alumnos que entraban por la puerta principal para iniciar sus clases. Entonces lo vió, a un alumno random y que ni siquiera ubicaba, se le cayó la libreta que tenían todos los alumnos para poder ingresar a clases. La mostraban en la entrada y luego de la devolvían, era un documento más. Jisung sabía con exactitud que esa libreta tenía el número de teléfono, nombre completo, domicilio y algún que otro dato más.

Gracias, persona apurada y torpe que no conozco, me salvaste el orgullo.

Jisung se dió la vuelta disimuladamente, aprovecho que Mínho ya no estaba sentado en su banco sino que hablaba animadamente con HyunJin, pero había dejado su mochila a un costado.

Jisung corrió su silla de manera lenta y suave para no hacer ruido y la colocó lo más pegada al asiento de Mínho que pudo, extendió su mano y, revisando que el mayor no estaba prestando atención a sus cosas, metió la mano entre los libros y tomó la libreta de color amarillo que tenía el mayor en el bolsillo delantero. La guardó debajo de su abrigo y se volvió a su lugar, todo había salido a la perfección hasta el momento, Mínho ni siquiera le había mirado, de nuevo, y el tenía la libreta.

Arcade Love - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora