XXVII

18K 2.9K 2K
                                    

Comencemos hablando sobre lo difícil que es para una persona moverse cuando la mitad de tu cabeza da vueltas todo el tiempo y sobre todo si, a menos diez metros, la persona que acelera tu corazón, está cada vez más cerca tuyo.

Jisung pensó en mil formas distintas de escapar de esa situación, pensó en besar a Ryujin y fingir que todos sus sentimientos y causas de insomnio eran por la peliazul, pero ya no le gustaban esos juegos de lastimar gente y la verdad, no le apetecía mucho hacerlo si con eso solo intentaría salvarse el mismo. Pensó en salir corriendo, pero en su cabeza eso no se veía bien si apenas daba un paso se tenía que sostener de alguna pared. Pensó en enfrentar al mayor y simplemente actuar normal, pero es Han Jisung, la normalidad es escasa en su persona.

En fin, había muchas formas de huir, pero está historia no sería está historia si no fuera por la cantidad de momentos incómodos y pensamientos estúpidos que tiene. Jisung no se movió, se mantuvo en su lugar, mirando a la peliazul con una sonrisa y tratando de calmar los nervios que de pronto le invadian.

Maldito sea el momento en que acepte venir a esta fiesta.

—¿Jisung, estás bien? —Preguntó la chica, claramente notando lo raro que se comportaba el castaño. Han soltó un suspiro cuando se dijo a si mismo que solo era una fiesta y que seguro Mínho ni lo registraría.

—Lo estoy, si. Que lindo verte. —Habló con la mayor normalidad que pudo, trató a toda costa que no se notara ni un síntoma de que sus venas manejaban un alcohol importante.

—Te ves bien. ¿Te gustaría bailar?

Jisung tragó duro, no podía decirle que no, eso le carcomeria la cabeza luego. Lamentablemente, Jisung no era una persona fácil de entender, puesto que ni siquiera el podía comprender sus pensamientos.

—¿Y tus amigas? ¿Vas a abandonarlas?

—A ellas no les importará, vamos. —La peliazul tomó la mano del castaño y luego de casi tropezarse con su mismo pie, Jisung la pudo seguir por detrás hasta la zona donde la mayoría de personas se movían de un lado al otro.

Bueno, ahora Jisung tenía en su cabeza otras mil formas de huir de está situación, pero poco le importaba cuando sus ojos divagaron vagamente por la casa y se detuvieron en Chris y Mínho, quienes hablaban cerca uno del otro. Jisung en su cabeza sacó la conclusión de que estaban cerca porque se gustaban, pero la realidad era que la música les impedía hacerlo de más lejos sin perderse a la mitad de la oración.

En fin, perspectivas.

La peliazul en cuanto se detuvieron en un lugar fijo tomó las manos de Han y las movió al ritmo de la música, el castaño la siguió, su cuerpo apenas tenía las fuerzas para hacerlo, pero realmente estaba dando su mejor esfuerzo.

Y en cuanto la peliazul se le acercó a su rostro tan cerca como para rozar sus narices, Han sintió que esas fuerzas le abandonaban por completo. No, el no quería estar ahí, no quería lastimarla a ella, no quería lastimarse a si mismo y estaba tan cansado de pronto que le daba miedo soltar todas esas verdades. Se había acostumbrado toda su vida a esconder todo, a ser una persona distinta frente a los demás y fingir ser seguro y decidido. Pero lo único que mantenía intacto con respecto a su imagen pública, era el orgullo.

Sus ojos viajaron hacía los de Mínho, se detuvieron en ellos y los del mayor también se clavaron en los de Jisung. Había una guerra de miradas, tal y como la primera vez que se conocieron, pero era muy distinta. No había fuego alrededor, no había odio ni impotencia, no había envidia ni miedo o intimidad. Era una mirada que, quizás, solo viviría esta vez y luego jamás regresaría. Había vacío y a la vez, rebalsaban los sentimientos. Había luz pero también había lugares muy oscuros que apenas se veían. Era atrapante, pero daba tanto miedo alejar la mirada y perder ese ambiente en un solo pestañear, que apenas se movieron.

Arcade Love - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora