XXXV

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Mínho tenía en claro dos cosas la mañana del jueves luego de una semana sin ver a Jisung ni a nadie, la primera: era un maldito cobarde y comenzaba a odiarse a sí mismo por su falta de entendimiento hacia sus propias acciones; y segundo: esconderse en la escuela donde todos hablaban de ti, es casi tan imposible como volver el tiempo atrás y decirle a Han que en realidad nada fue un juego.

Osea, claramente, es imposible.

Cerró el casillero, totalmente convencido de que debería haberse quedado un día más en casa y así evitar ver todos los rostros curiosos de las personas a su alrededor. Sabía a la perfección que su historia con Jisung había llegado a muchos oídos y que a la mitad se había distorsionado de mil manera distintas, al fin y al cabo, los rumores nunca son al cien por ciento ciertos. Pero tampoco le interesaba si en la versión de alguno el era el culpable de todo o al revés, pues, Mínho era consiente de que había hecho mal y que había hecho bien.

Aunque, últimamente, nada parecía estar bien con sus acciones o pensamientos. Pero, ¿Que se puede esperar de el acto de nadar con la corriente en contra? Hay dificultades y Mínho se había metido al agua voluntariamente. Ahora le tocaba enfrentarlas o acabaría ahogandose con sus propias mentiras.

Apoyó su frente en el casillero mientras veía su teléfono apagado en sus manos. No había querido recibir ni llamadas ni mensajes, sobre todo, no quería ver nada que tuviera que ver con Jisung. Incluso había pedido a sus padres cambiar de escuela, pero le dijeron que solo le faltaba unos meses para terminar todo e irse, no podía salirse de la escuela para ir a otra a mitad de año.

De pronto, un cuerpo se colocó justo a su lado, apoyándose en los casilleros y dedicándole toda la atención. Mínho ni siquiera tuvo que levantar la mirada, con solo oler su perfume sabía de quién se trataba.

—Te ves horrible. —Soltó sin más el rubio, mirándole con una media sonrisa comprensiva y buscando en el suelo su mirada.

—Que lindo saber que tengo un amigo tan sincero.—Se quejó en sarcasmo Mínho, levantando su cabeza del casillero y girandose para apoyar su espalda ahora. Hyunjin imitó su acto y ahora ambos veían el pasillo con sus espaldas totalmente pegadas a los casilleros.

—Me encantaría decir lo mismo, pero, si hablamos de sinceridad, creo que careces de mucha. —Acotó Hyunjin, haciendo a Mínho cerrar los ojos y pensar en que, si, efectivamente tenía razón.

—No importa que pienses de mí, yo ya lo pensé antes veinte veces peor que tu. —Dijo el mayor, mirando al suelo y relamiendo sus labios solo para recordar lo muy basura que se sentía incluso sabiendo que un pasado existía por detrás.

Había caído en la dura realidad de que no era nadie para cambiar a las personas. Incluso si estás lastiman a otras, a él no tenía porque interesarle. Había ayudado a bastantes a cambiar, según Chris, pero la verdad es que en algún momento le iba a llegar la paga. Conocer a Jisung y comenzar a tener sentimientos por el, ese había sido el peor de los baldes fríos que pudieron hecharle. Porque, en cuanto tuvo que alejarse, no solo rompió un corazón, sino que a la larga se rompieron dos.

—Eres un humano, hasta dónde se. Dime, ¿Que humano no ha cometido errores? Aparte, si tengo que defender tu postura, tu tienes tanta culpa como Jisung.

—¿Y eso en que me ayuda?

—No lo sé, solo estoy diciendo lo que pienso.

—Pues, te agradecería que no hablarás de Jisung. Solo quiero olvidarlo y no pensar nunca más en el. —Se quejó Mínho, antes de soltar un gran suspiro y pasar sus manos por su rostro totalmente frustrado de no poder sacar al castaño dos segundos de su cabeza.

Arcade Love - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora