XXI

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Jisung tenía un cuaderno en el fondo de su mochila lleno de excusas para faltar a la escuela, la había escrito a lo largo de su secundaria y al costado de cada frase había un ranking que indicaba, desde el 1 hasta el 10, que tan buena y útil resultaba y con quienes debería usarla. También había una casilla que marcaba cuántas veces la había usado, pues, no podía tener varicela dos veces en su vida ni perder a dos perros en una semana. Eso sería muy trágico.

Pensó en usarla esa semana, faltar a clases y así evitar ver a Mínho. También pensó que, por hacer eso, la semana próxima el morocho desaparecería por arte de magia y el podría continuar con su vida normal que no tenía amores de por medio.

¿Alguien podría recordarme porque acepté este estúpido juego?

Se sentó en su cama, la alarma había sonado esa mañana de viernes, se suponía que el jueves iría a clases pero ahora el casillero de la excusa "Tengo turno al médico" tenía un número tres. Si, había faltado porque era un cobarde, por supuesto que lo admitía, pero solo en su cabeza. Nadie más podía saber que le asustaba Mínho.

Se levantó de la cama viendo la tarea de lengua en el escritorio. Un recuerdo vago de el haciéndola el mismo día que fue a la casa de Mínho, se le cruzó por la cabeza. Lo descartó rápidamente, ahora no quería presentarla, le daba vergüenza todo lo que había escrito en ella. Pero debía hacerlo, lo único que evitaría sería que Mínho viera esa tarea. La guardaría para el y se llevaría lo que escribió hasta la tumba.

Tomó la tarea y la guardó en su mochila, ese mismo viernes, además tenía trabajo en la cafetería. Lugar en el mundo que más odiaba justo después de la biblioteca. Se cambió y colocó la mochila en su hombro, bajó a la cocina, tomó su café matutino, saludó a su madre y salió de la casa como todo día normal de la semana.

Llegar a la escuela se le resultó totalmente normal, estaba tratando, como nunca antes, de pasar desapercibido. La verdad, no quería que nadie en la escuela lo mirara, a diferencia de otras veces. Abrió su casillero, tomó sus libros y se mantuvo unos segundos ahí, analizando cual sería su próximo paso.

Bajó la mirada decepcionado de si mismo y cerró la puerta del casillero. Habian pasado tan solo diez minutos y ya estaba queriendo volverse a su casa.
En cuanto se dió la vuelta, notó varias miradas en el, de hecho, más de una venía de la mano con una sonrisa burlona. Jisung se volvió a girar, notando la presión en el pecho que se había creado.

Tenía que admitir que le guardaba un enojo grande a Mínho, había llegado a su vida y la había dado vuelta en segundos, sabía que el tenía la culpa también y eso solo lo molestaba más. Pues le había dado pase libre para que le arruinara su último año de secundaria y recién se estaba dando cuenta cuando ya había hecho un paso en falso y Mínho le ganaba por varios casilleros.

Apoyó su frente en el casillero y encendió su teléfono, mirando las notificaciones constantes de gente que no conocía y los miles de comentarios que, las redes sociales, le mostraban sin vergüenza.
Segundos después, una mano se posó en su hombro y Jisung se vió obligado a levantarse para enfrentar a esa persona.

Chris estaba ahí parado mirando al menor con cierta pena en sus ojos, sabía todo lo que había pasado, de hecho, el y todos los demás del grupo intentaron hablar con Jisung y apoyarlo, pero el menor simplemente había desaparecido y no contestó ningún mensaje.

—¿Cómo estás? —Preguntó el mayor, buscando en su esperanza una respuesta positiva.

—¿La verdad? Solo quiero desaparecer unos minutos. —Jisung se escuchó a si mismo la oración que había dicho, sabiendo que Mínho le había causado tanto alboroto en su vida que incluso su manera de pensar se veía afectada. ¿Desde cuando alguien como el no quería ser visto por nadie?

Arcade Love - [Minsung] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora