"4.8.2032.
~Que decir, de lo que nunca fue dicho, pues lo dicho debería decirse para no ser olvidado.~
Me gusta no hacer nada, esperando a que pase el tiempo mientras las cenizas de mi alma se consumen en un volcán de arrepentimientos.
~Todo lo que diga será en vano, pero, aclamado será el día, en que mis labios encuentren tus labios.~
Digamos pues, que nunca me he arrepentido de mi vida, y si algún día lo hago, reclamo que se me diga.
~Quien has de ser para amar a un ave sin alas, o a un pez sin aletas, pues amarás a quien nunca hayó amor.~
Oh, pequeño diario, algún día te devolveré a tu dueña, aquella pequeña loca de cabello canela y ojos negros.
~Saber quien sois nunca fue de mi agrado, pues el desconcierto me mantiene abraiado.~
Aquella mujer me volvió loco, y tras saber todo lo que ha vivido por mí, me encargaré de que su recompensa le sea entregada.
~Y el amor le habló al odio "Quien sois vos para contradecir mi palabra" y éste le respondió "Me semejo a vos, pues aunque nadie lo crea, ambos venimos del corazón".~
Adiós pequeño diario, prometo devolverte a tu dueña."
Dijo el hombre, cerrando el cuaderno y mirando de reojo a su pequeña hija, la que fingía colorear con una sonrisa entre sus labios, ya que sabía que su madre volvería a casa, y que su padre sería el responsable.
El responsable de su felicidad.
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Cartas en la Cárcel
Lãng mạnLlevo años esperando tu respuesta, pero me demuestras que tu moneda de cambio es la indiferencia. Muchas veces pedí tu silencio, y cuando me lo diste, comprendí de que manera me equivocaba. "Tú estabas sentado en tu sitio, al fondo, tan perfecto co...