Día dieciocho

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"4.8.2032.

~Que decir, de lo que nunca fue dicho, pues lo dicho debería decirse para no ser olvidado.~

Me gusta no hacer nada, esperando a que pase el tiempo mientras las cenizas de mi alma se consumen en un volcán de arrepentimientos.

~Todo lo que diga será en vano, pero, aclamado será el día, en que mis labios encuentren tus labios.~

Digamos pues, que nunca me he arrepentido de mi vida, y si algún día lo hago, reclamo que se me diga.

~Quien has de ser para amar a un ave sin alas, o a un pez sin aletas, pues amarás a quien nunca hayó amor.~

Oh, pequeño diario, algún día te devolveré a tu dueña, aquella pequeña loca de cabello canela y ojos negros.

~Saber quien sois nunca fue de mi agrado, pues el desconcierto me mantiene abraiado.~

Aquella mujer me volvió loco, y tras saber todo lo que ha vivido por mí, me encargaré de que su recompensa le sea entregada.

~Y el amor le habló al odio "Quien sois vos para contradecir mi palabra" y éste le respondió "Me semejo a vos, pues aunque nadie lo crea, ambos venimos del corazón".~

Adiós pequeño diario, prometo devolverte a tu dueña."

Dijo el hombre, cerrando el cuaderno y mirando de reojo a su pequeña hija, la que fingía colorear con una sonrisa entre sus labios, ya que sabía que su madre volvería a casa, y que su padre sería el responsable.

El responsable de su felicidad.

Cartas en la CárcelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora