Día quince.

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Narrador externo:

Ella había desaparecido de su vida, y después de todo lo que le había dicho no pensaba volver.

Ya pasaran cuatro meses, y él se había visto obligado a dejar de beber, ya que no tenía a nadie que lo cuidase. Sus hijos la echaban de menos, y a veces llegaban a la conclusión de que no tenían un padre tan bueno como ella les había dicho.

Estaban en la mesa de la cocina, comiendo.

Papá, ¿mamá va a volver? Dijo Cris mirando su plato callada.

Él tensó la mandíbula y miró furioso a su hija.

Nunca va a volver, nunca. Dijo para luego desaparecer en dirección a su habitación.

Michael miró a su hermana, y ambos, llenos de lágrimas, se abrazaron, sabiendo que su segunda madre los había abandonado.

Él, nada más llegar a su habitación, furioso, arrojó todos los muebles por los aires y desgarró varias cortinas.

No sabía que le ocurría. Echaba de menos a aquella mujer que le hacía feliz, que llenaba su vida de amor y que formaba parte de su familia.

Simplemente la amaba.

Pero, él pensaba que no era correspondido.

¡Joder! Gritó tirando de las sábanas, y vio una pequeña libreta que cayó de debajo de la almohada de ella.

En la portada de aquella libreta ponía que estaba dirigida a él. Así que, la abrió, y comenzó a leerla...

Después de 2 semanas.

"17.4.2031

Hoy escribo en este papel sin destino, que, si llego a recuperar mi verdadero cuaderno, pegaré en él.

Me ha echado de casa. He abandonado a la persona que más he amado en mi vida, y a sus dos hijos, que eran unos pequeños tesoros que conseguían hacerme sonreír.

Así que, creo que posiblemente todo haya acabado".

Miré hacia la estación, donde mi tren aún no había llegado, y decidí descansar un rato hasta su llegada.

Oí unas voces a lo lejos llamarme, pero no eran del todo claras, hasta que oí que decían "mamá". Esos eran mis niños.

Abrí los ojos de golpe, encontrandome con Michael y Cris corriendo hacia mí y los estreché entre mis brazos.

No sabéis como os he echado de menos. Dije con lágrimas en los ojos.

¡Mamá! Te echamos mucho de menos, y papá necesita hablar contigo. Dijo Michael convencido.

Miré detrás mío y ahí estaba él, sonriendo, con mi cuaderno entre sus manos.

Me encantan este tipo de libros...pero, todavía no se si a la escritora le gustará el final que he escrito. Dijo sonriendo.

Me dio el cuaderno y abrí las últimas hojas, donde yacían sus escasas palabras.

"Y él, que nunca se dio cuenta de que era amado, descubrió que si llenas de amor su corazón, éste volverá a latir".

Miré hacia él, que solo sonreía.

He esperado mucho para esto. Dijo, y acto seguido me besó.

Michael y Cris aplaudieron.

Nos abrazamos todos juntos. Al fin esto era una verdadera familia feliz.

Cartas en la CárcelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora