"17.12.2005
Entonces, ¿podré volver a casa? Dije ilusionada.
Pero solo estas navidades, el lunes 6 de enero deberas volver. Dijo el doctor serio.
Claro. No cabía de felicidad en mi misma.
Podría volver, podría verte otra vez, o, por última vez.
Una semana después, mi madre me sacó de aquel infierno.
Y, ¿que te apetece hacer en tu tiempo libre? Dijo mi madre intentando sacar un tema de conversación.
Quizás, pasar tiempo con la familia, amigos... No se sabe cuando los vas a ver por última vez.
Llegamos a la puerta del hospital, y mi madre me dio un gorro de lana para la cabeza, ahora, rapada.
Gracias.
Continuamos en nuestro camino, hasta que mi silla se atrancó en una baldosa suelta del suelo.
Mierda... susurró mi madre.
Deje, yo la ayudo. Entonces mi silla se movió gracias a esa persona tan amable.
Muchas gracias. Dijo mi madre educadamente.
Yo, por curiosidad, me dí la vuelta para ver de cara a cara a esa persona y darle las gracias, pero ese olor a coco me invadió de nuevo y no pude evitar sonreir.
Ho-hola. Dije tímida.
Debiste de darte cuenta de quien era, por que al segundo me estabas abrazando.
¿Do-donde has estado? Dijiste.
Has sido muy amable, pero tenemos que irnos. Dijo mi madre despidiendose.
Adios. Dije.
Te despediste con la mano y te marchaste en dirección contraria".
Wow, ese día no pude evitar pensar en lo que pensarías de mi, solo en eso...
ESTÁS LEYENDO
Cartas en la Cárcel
Любовные романыLlevo años esperando tu respuesta, pero me demuestras que tu moneda de cambio es la indiferencia. Muchas veces pedí tu silencio, y cuando me lo diste, comprendí de que manera me equivocaba. "Tú estabas sentado en tu sitio, al fondo, tan perfecto co...