Día dieciséis.

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"26.1.2032.

Aquel sueño estupido me había hecho creer que todo esto iba a cambiar. Pero no fue así.

Desde que me fui no he recibido ninguna llamada tuya, solo cartas se Cris y Michael que encontré al llegar a mi vieja casa.

Intento no pensar en ellos, y mucho menos en ti. Es increíble que después de todo esto aún sienta algo por ti.

Eres la persona más egocéntrica, manipuladora, alcohólica y estupida que haya conocido en mi vida.

Pero aún así, te amo".

Miré la hora que marcaba mi reloj. Mierda, llegaría tarde.

Había recibido una carta anónima de alguien que quería verme urgentemente. No pensé que fuera él, no haría algo así.

Llegué a una pequeña tetería no muy llena de gente y me senté en la mesa 14, como la carta decía.

Al rato noté como alguien se sentaba a mi lado, era Michael.

Hola. Dijo serio, pero de sus pequeños ojos salieron unas tristes lágrimas,  acompañadas de un abrazo por mi parte.

Mamá, te he echado de menos...demasiado, por favor, vuelve. Perdona a papá, sabes que puede llegar a ser un completo imbécil y esta será la última vez. Dijo llorando en mi hombro.

Levantó su cara, y pude ver aquellos ojos verdes azulados rodeados de un color rojo e irritado.

No es tan fácil, él me ha hecho mucho daño. Dije acariciando su pelo lentamente. A veces pienso que no conoceis a vuestro verdadero padre...

Lo sé todo. Dijo serio.

¿Todo el qué? Dije tranquila.

Se porque papá fue a la cárcel, se porque él bebe, se porque tu has estado siempre a vuestro lado. Hizo una pausa. Siempre escucho las gilipolleces que te grita, aunque Cris esté dormida, yo os oigo...y se lo que te dijo cuando te fuiste...sobretodo, sé quien es...he leído tu diario. Dijo intentando parecer inocente.

Y...¿que piensas? Dije agarrando su mano, aún acariciando su pelo, no sabía cómo reaccionar.

Este chico era muy listo para tener 16 años.

Pienso que es un imbécil.

¡No digas eso de tu padre! Dije regañandolo.

Es la verdad...Él nisiquiera se merece la vida que tiene, no te merece...mamá.

Volvió a abrazarme, y nos fundimos en un cálido abrazo.

Cartas en la CárcelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora