Día cinco.

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"14.8.2004

Bueno, creo que es suficiente. Dijo la enfermera, sacando la aguja de mi brazo.

Yo me levanté y me senté en mi silla cuidadosamente.

Me llevaron hasta mi habitación y allí descanse un rato.

Había sido un año bastante duro.

Me sentía bien, pero mi cuerpo se debilitaba poco a poco.

A veces no podía ni caminar, otras, no lo hacía.

Alguien llamó a mi puerta.

Adelante.

Mis padres entraron y me saludaron cariñosamente.

Creo que es la hora... Dijo mi madre sin ánimos. El médico ha dicho que es lo mejor.

No sabía como reaccionar, si aquello era lo mejor, ¿donde estarían los límites de lo peor?

Bueno, habrá que intentarlo. Mi madre se acercó a mi y limpió una lágrima de mi rostro.

Todo saldrá bien."

Le echaba de menos...en el hospital las visitas eran escasas, y él nunca se molestaba en venir. No era su obligación, es más, ¡ni siquiera sabía que estaba aquí!

Me acosté y concilie el sueño.

Cartas en la CárcelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora