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Los rayos del cálido sol iluminaron con delicadeza el rostro de Kyoka. Ella arrugó la nariz y se colocó boca abajo con intención de seguir durmiendo.

Molesta con la claridad, se levantó y cogió su móvil para ver la hora.

Era sábado por lo que no tenía prisa por levantarse ni hacer nada especial.

— Viendo que son las 11,creo que debería levantarme ya.

Se dirigió a su armario y escogió un jersey ancho de mangas caidas y unos pantalones negros rotos. Reemplazó su pijama por la cómoda ropa y revisó posibles mensajes en su móvil.

Solo encontró uno interesante entre sus notificaciones.

Este era de Momo, que decía:
"Jirou-san, el resto de la clase y yo hemos ido al centro comercial como acordamos, seguramente te habrás olvidado por qué cuando Midoriya-san tocó tu puerta, mencionó que estabas dormida. Regresaremos a la hora de comer"

Ella se maldijo por haberse olvidado de la quedada y resoplando, decidió ir a tomar el desayuno.

Sonrió feliz mientras caminaba por el pasillo, ya que como no había nadie, podía comer lo que quisiera y con total tranquilidad.
Su sonrisa se esfumó cuando llegó a la sala común y observó a un Denki Kaminari en bóxers desayunando mientras miraba su móvil.
Jirou comenzó a enrojecer hasta la punta de las orejas, e intentó articular palabra pero no fue capaz.

"Por que me estoy muriendo de vergüenza si lo he visto en ocasiones más comprometedoras que esta" — pensó mientras continuaba plantada en frente del rubio.

— ¡Dios mío, Kyoka! No sabía que estabas aquí tú también — exclamó mientras su cara se tornaba escarlata.

— Kaminari...

— ¿Sí?

— Ponte algo de ropa por favor.

— ¡Ah sí! Lo siento, pensaba que estaba solo.

Denki se levantó despacio y caminó hacia su cuarto.

Kyoka tuvo la oportunidad de observarle por completo.

No es que no lo hubiese visto antes.

Había entrado en contacto con su piel en más de una ocasión.

Pero nunca así.

Kaminari tenía un abdomen fuerte y con unas líneas muy marcadas en este, seguramente a causa del entrenamiento.

Jirou se fijó en las grandes cicatrices que decoraban sus musculosos brazos y su cuello.

Llegó a la conclusión de que, por la forma y el grosor de estas, eran debido a su quirk.

El chico poseía una mandíbula que parecía esculpida por los mismos dioses.

Y una sonrisa.

Una sonrisa tan brillante y tan bonita que hacia que el corazón de Kyoka saltase hasta en sus días más oscuros.

Pero lo que más le gustaba de Denki, eran sus ojos.

Esos ojos eléctricos del color dorado del sol al atardecer.

Esos ojos que la miraban a través de las hojas de los libros en clase.

Esos ojos que eran como su casa, pero que el chico no lo sabía.

Ni lo sabría nunca.

Kaminari se esfumó de la habitación igual que lo hicieron los pensamientos de ella.

Se sirvió un par de mochis de fresa y un vaso de leche y se sentó a la mesa, robándole el sitio al chico rubio.

Este regresó poco después con una camiseta de manga corta blanca y ajustada.

"Genial Kaminari, literalmente no puedes ser más estúpido" — pensó mordiendo un mochi.

— Oh, mochis! — el chico le robó uno de los bollitos del plato y se sentó en frente del sitio de Kyoka.

— ¡Ey, que es mi desayuno!

— Tu desayuno por mi sitio — guiñó un ojo y mordió el principio del mochi.

— Son de Uraraka, le diré que se los has quitado.

— Inténtalo — acabó el dulce y se acercó a la cara de Jirou, agarrando su barbilla —Tendríamos el mismo problema, princesa punk.

— Kaminari... Te he dicho mil veces que no me llames así, que vergüenza de apodo — susurró mientras sus mejillas comenzaban a colorearse de rojo.

— ¡Oh vamos! Tienes que dejar de ser tan seria- la acercó hacia su rostro hasta que solo un par de centímetros separaban sus bocas — Además estamos solos...

"Kaminari  no me puedes hacer esto, no ahora".

"Jirou, no quiero ser solo la persona con la que te acuestas, quiero ser alguien más".

Contra todo pronóstico, Denki soltó la cara de la chica y la cogió de la cintura.

— Pero idiota, ¡¿qué haces?! — dijo Jirou todavía con la cara caliente por la situación anterior.

— Hacerte sonreír un poco.

La puso sobre el sofá y comenzó a hacerle cosquillas.

Kyoka no pudo contenerse y estalló a carcajadas. Las lágrimas de la risa comenzaron a asomarse por sus ojos.

Y ese sonido.

El sonido más bonito que había escuchado Denki en toda su vida.

El sonido de la risa de la única persona de la que se había enamorado.

Su nuevo sonido favorito.



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Holaa! No he tardado mucho en actualizar por qué tenía muchas ganas de continuar la historia. Es un poco tarde para subir el capítulo, pero bueno, no importa.
Ya sabéis , si os gusta la historia votad por ella, guardadla y seguidme para no perderos las actualizaciones🙃
Gracias a todos!!!

Todas Mis Noches - - KamijirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora