𝐂𝐡³.

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𝕹𝖆𝖈𝖍𝖙 𝖝 𝕹𝖔𝖟𝖊𝖑

Habían pasado unas cuantas semanas desde que se había visto con aquel peliplateado, esa reunión lo había dejado interesado. En primer lugar porque nunca nadie se había esforzado tanto buscando una excusa para verlo y en segundo lugar porque de lejos ese hombre se veía tan fuerte y frío, tan firme e imperturbable, y luego al acercarse a hablar con él lo había notado tan frágil, pudo alterar su paz con un par de palabras e incluso con una simple expresión, eso fue tan inesperado que quería volver a verlo.

Solo por eso acepto acompañar a Yami a una reunión de capitanes que tendría lugar esa tarde, tal vez si no estaban solo ellos dos terminaría descubriendo otra faceta del peliplateado.

La reunión no fue gran cosa, Julius haciendo planes para el reino y recordando las responsabilidades de los caballeros mágicos y Nozel sólo estuvo allí sentado con su mirada seria, intervino poco y a ojos de Nacht, parecía que hacía un gran esfuerzo por no mirarlo. Saliendo de allí, los capitanes decidieron ir a beber a un lugar que al parecer era bastante frecuentado por ellos después de esas reuniones, Yami aceptó inmediatamente y el azabache se quedó esperando a ver si Nozel también iría, cuando este dijo que sí, él también aceptó.

Ya en el lugar todos se sentaron en lugares diferentes, pero aún así conversaban entre ellos, Yami era ruidoso y no tardó en embriagarse, cosa que le parecía particularmente molesta a Nacht, que se encontraba en un extremo de la barra, bebiendo algo no muy fuerte mientras observaba toda la situación.

Cuando algunos capitanes comenzaron a irse y notó que el peliplateado se encontraba sólo en su mesa decidió acercarse a conversar con él.

— ¿Cómo te encuentras, Capitán? — preguntó mientras se sentaba a un lado de él

— Muy bien, gracias por preguntar — su respuesta salió en automático, apenas estaba notando que él era quién se había sentado en su mesa. — ¿No debería estar cuidando a su capitán? — Dijo señalando a Yami que estaba casi inconsciente en otra mesa.

— Él es un adulto y yo no soy su niñera. — podía notar que ese hombre también se encontraba un poco afectado por el alcohol y quiso tentar a su suerte — si tú me lo pides a ti sí puedo cuidarte.

— Qué absurdo — No dijo eso en tono enojado, sino más bien bajo, como si no hubiera pensado al decirlo y sólo buscara palabras para llenar el silencio. Seguramente por haber bebido un sutil rubor se asomaba en sus mejillas — Tal vez ya deba irme a casa.

— Te acompaño

— No es necesario, además debe cuidar de Yami. — Se levantó y se tambaleó un poco, dándose cuenta que estaba más mareado de lo que pensaba.

— Puedo ir y volver, te aseguro que cuando regrese él seguirá ahí. Tú también necesitas que te cuiden. — Sostuvo al contrario por la cintura para evitar que se cayera. — Sostente de mí, te llevaré rápidamente a tu hogar.

Se movió rápidamente en esa noche llevando a cuestas al capitán, que aún se encontraba envitando mirarle, la situación se le hacía graciosa porque jamás habría imaginado que esa reunión terminaría así. Se escabulló silenciosamente en la casa Silva, llevando a Nozel lo más rápido posible a su habitación para que nadie se despertase y lo viese así, y mucho menos lo viese llegar con él. Cuando estuvieron en su habitación ayudó al peliplateado a quitarse el manto para que pudiera dormir cómodamente, también le quitó el broche con el que sostenía su trenza y lo puso en la mesita de noche, le dio un poco de agua y lo acostó.

— No deberías estar aquí — Dijo suavemente Nozel cuando al fin se decidió a mirar al azabache que lo estaba cuidando.

— No debes preocuparte, yo ya me iré y tú tal vez recuerdes esto como un sueño o una pesadilla. — Dicho esto levantó un poco el cabello del peliplateado y le dio un beso en la frente, fue impulsivo pero no se arrepintió de hacerlo. — Buenas noches, Nozel.

Salió rápidamente de allí, ocultándose en su magia; caminó por las calles de la ciudad en medio de esa noche pensando ¿Porqué había ayudado a ese hombre? No eran cercanos y no tenían ningún tipo de relación personal, sólo tenían el mismo trabajo, pero sabía que no haría eso por nadie más, ni por sus compañeros ni por su capitán. El silencio de la noche era el lugar perfecto para ordenar sus pensamientos, además tenía un par de cosas más de las cuales preocuparse.

Al día siguiente el peliplateado tendría dudas y recordaría como una especie de sueño la noche anterior, se levantaría con un poco de resaca y no podría parar de preguntarse si realmente un chico de cabellos negros le había dado un beso en la frente cuando se fue a dormir.

Estrictamente Laboral.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora