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Habían pasado un par de días, las cosas en la orden de las águilas habían estado tranquilas últimamente, habían tenido un par de misiones sencillas y poco a poco todos habían cumplido con sus tareas de aquella semana, llegando pronto a su día de descanso. En cuanto a Nozel y Nacht, se veían cada tarde al finalizar el día, a veces solo hablaban, en ocasiones se besaban y se dejaban llevar. Era fácil mantener las apariencias dado que; a su propia manera, ambos eran bastante inexpresivos y considerando que eran Capitán y Vicecapitan era sencillo justificar el tiempo que pasaban juntos sin explicar nada. 

Esa mañana Nacht estaría libre, por lo que se encontraba en su habitación inmerso en sus cosas cuando se escuchó un fuerte estruendo en la entrada principal, tal vez fuese por el tiempo que llevaba conviviendo con él o simplemente porque hay formas especiales de hacer un desastre, pero inmediatamente supo que debía tratarse de Yami, por lo que ni siquiera se molestó en levantarse e ir a ver. Por su parte el capitán de las Águilas se apresuró a la entrada e hizo un notorio gesto de desagrado cuando vio quien estaba irrumpiendo en su orden de manera impetuosa. 

— ¿Qué se supone que está haciendo? —  Dijo Nozel acercándose al extranjero. 
— Vine por mi vicecapitan, ya no aguanto al pesado de los Leones Carmesí obligándome a trabajar como lo hacen en su orden.
— No vendrían mal que aprendiera un poco de él, es una buena orden y saben lo que hacen. Además usted no puede interferir en lo que designo el Rey Mago, su vicecapitán se quedará aquí hasta que termine el mes. — Se notaba su enojo  en la voz  a pesar de no gritar ni exaltarse mucho.
— Necesito a Nacht.
— Y por el momento yo también lo necesito así que aprenda a trabajar con su vicecapitán temporal y deje de entorpecer el trabajo de otros. 

Yami cansado de discutir hizo a un lado al peliplateado y entró al edificio de la orden, guiado por una especie de instinto fue velozmente a alejada habitación de Nacht y entró sin preguntar, vio al muchacho sentado al borde de la ventana, este lo ignoró completamente, simulando estar ocupado con sus propios pensamientos. Por lo que el extranjero se aproximó a él. 

— Nos vamos —  dijo tomándole el brazo y halándolo. 
— No lo creo — Nacht reaccionó rapidamente escapando gracias a su magia y se alejó del extranjero, salió de la habitación y justamente estaba llegando Nozel quien se puso delante de él mirando a Yami.
— Usted debe irse, si tiene algún problema con esta actividad de intercambio debería ir a hablar con el señor Julius, no venir a hacer un desorden en mi orden — Estaba realmente furioso y rodeó al vicecapitán con magia de mercurio para que el extranjero no pudiera acercarse a él. 
— El señor Nozel tiene razón, Yami, deja de actuar como un salvaje y ve a trabajar, solo das mala imagen de nuestra orden, por eso te odio. — decía todo esto sonriendo y no por ello dejaba de notarse lo enojado que estaba y con su magia de sombras activa, hacía que toda la escena se viera bastante siniestra. 
— Tsk, volveré por ti e irás conmigo a la orden. — Salió velozmente de allí empujando a algunos caballeros, sintiéndose frustrado por no poder llevarse a su vicecapitan, era cierto que el que tenía actualmente le estaba haciendo vivir un infierno al cambiar por completo su forma de manejar la orden. 

Las águilas apaciguaron su magia y sus ánimos al igual que Nacht; poco a poco cada uno se dispersaba y regresaba a sus actividades previas, salvo por Nozel que esperaba a que todos los caballeros se fueran para entrar a la habitación del azabache. Nacht se acomodó en su lugar habitual en el marco de la ventana y el peliplateado; cerrando la puerta tras de sí, se sentó en el borde de la cama viendo como el contrario prendía un cigarrillo. 

— Lo lamento mucho por eso, Yami es un verdadero dolor de cabeza. — dijo Nacht rompiendo el silencio. 
— No es tu deber disculparte, no tienes la culpa de que él sea tú capitán. 
— Es cierto, pero es mi presencia aquí lo que hizo que viniera de esa forma. 
— Bueno tú presencia aquí es más mi culpa que tuya así que no hay problema... ah como odio a ese extranjero — Nozel suspiró fuertemente y se dejó caer en la cama. 
— También yo — el azabache, con menos de la mirad de su cigarrillo consumido, lo apagó y se acercó a la cama sonriendo — ¿Quieres algo de compañía? — sin dar tiempo de responder se dejó caer suavemente al lado del capitán mientras posaba sus labios sobre los del contrario.  

Estrictamente Laboral.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora