Estrictamente Laboral.

𝐂𝐡 ¹⁵

Nozel se había quedado dormido en aquella habitación de hostal, pero se despertó poco después cuando aún no era de día, sin nada de sueño y con una larga noche solitaria por delante. Se sentó en el marco de la ventana para ver como la ciudad, vio un poco de humo en la calle que venía de un fumador furtivo que pasaba por ahí y no pudo evitar pensar en Nacht. 

— ¿Alguna vez me habrá querido? — el capitán de las Águilas plateadas se sentía solo, jamás imaginó que un joven como él le haría sentir tan abandonado.

Apenas a pocas horas se estaba arrepintiendo de decidir tomar distancia, deseaba demasiado regresar justo en ese momento a la base e ir a verlo, pero eso no era posible, sería muy sospechoso regresar de repente en medio de la noche y tampoco quería ningún problema, pero en sus pensamientos no lo dejaban tranquilo, recordó las palabras que le había dicho su madre una vez "El amor es como nuestra magia, puede ser muy firme, pero también moldeable y solo podemos controlar el nuestro, no el de los demás... Y está bien dejarlo salir, demostrarlo y creer en él, aunque podamos salir lastimados después". Era cierto, podía pasar el resto de la semana escondiéndose o podía disfrutar de sus últimos momentos con Nacht, sin tener miedo de las heridas que quedarían en su corazón por un buen tiempo, tal vez por siempre. 

Sin haber dormido nada, Nozel salió de ese lugar muy temprano en la mañana, esperando llegar a la sede antes antes de que se repartieran las tareas, con el fin de asegurarse de que Nacht estuviera allí durante ese día. 

Cumplió con su objetivo, al llegar a la sede apenas se estaba realizando la formación de saludo, así que rápidamente tomó el control de la repartición de misiones, no medió palabra con Nacht mientras se encontraban con los demás caballeros, se limitó a entregar hacer su trabajo y tras dispersar a los caballeros hizo señas al azabache para que le siguiera a su oficina 

— ¿Sucede algo, Nozel? — pregunto Nacht al llegar a la oficina, un poco extrañado por la actitud del Capitán. 

— Supongo que sí. Quería acostumbrarme a tenerte lejos, así que me fui a una misión fuera... No duré ni 24 horas, no resistí el saber que son mis últimos días contigo y no los estoy aprovechado —Nozel se quitó su manto y lo puso en la silla, se postró frente al azabache y agachó la cabeza — Sé que es egoísta de mi parte pedir esto pero, ¿Podrías quedarte a mi lado el mayor tiempo posible hasta que tengas que irte? 

El gesto completo del Águila sorprendió bastante al vicecapitán, se arrodilló al lado del peliplateado, le dio un beso suave y tierno, para luego ayudarlo a pararse y llevarlo hasta el sofá.

— Entre las muchas cosas que pensé que escucharía de ti, no creí que fueras a hacer eso, pensé que estarías molesto conmigo. 

— Y lo estoy — aclaró rápidamente —pero tengo el resto de mi vida para estar enfadado y solo otros 6 días antes de que te vayas, así que estar enfadado tendrá que esperar. 

— Eres tan impredecible ¿Qué voy a hacer contigo? 

— Hasta que tengas que irte, puedes hacer conmigo lo que quieras — eso lo dijo como un susurro en el oído del azabache y pudo notar como este tembló un poco ante sus palabras. 

Se besaron una cuantas veces más antes de pasar a la acción y aunque resultó bastante placentero también fue doloroso para el corazón de Nacht, pues el capitán no paraba de decir entre gemidos cuanto lo quería, no se sentía en el derecho de ser tan amado por nadie, mucho menos por alguien que próximamente lastimaría con su partida. 

Cuando hubieron acabado Nozel dejó que Nacht se recostara en sus piernas, ya se había acostumbrado al silencio postcoital que solía reinar en la habitación algunas veces y se le hacía cómodo solo sentarse allí y mirar de reojo al azabache mientras acariciaba alguna parte de su cuerpo. 

— ¿Quieres hacer que sea más difícil para mí irme de aquí? — preguntó Nacht después de un rato. 

— La verdad trato de hacer justo lo contrario, si definitivamente tendremos que separarnos quiero que no quede ni un solo arrepentimiento atrás, quiero que podamos dar todo de nosotros hasta el último momento, que aunque te llegue a extrañar esté satisfecho por disfrutar de tu compañía tanto como se pudo... Además si tú no estás enamorado de mí —decía eso solo para provocar una reacción — definitivamente no deberá ser tan difícil. 

— ¿Te molesta que haya dicho eso? — preguntó intrigado Nacht

— Un poco, pero es que al igual que a ti, a mí no me gusta que me mientan. 

— Suenas bastante seguro de tus palabras — en esa situación el azabache ya no podía mantener confiado y sonriente como siempre, se refugió en el abdomen del capitán esperando no ser notado. 

— Habrás notado que cuando se trata de ti, casi nunca estoy seguro de nada, solo sé hacerme un lio, no entender ni mis propios sentimientos y la mitad del tiempo solo quiero huir de todo — acarició el cabello del chico, retirándolo de su cara — pero me quedo, me quedo porque me gusta verte y me gusta besarte, me gusta tu cuerpo y tu expresión sonriente, me encanta poder hablar contigo por las noches y verte en las mañanas mientras trabajas y haces como si yo nada hubiera sucedido la noche anterior, me encanta tu cabello y voy a extrañar verlo revolotear en el viento por toda mi orden, no estoy seguro de mis palabras y sé que cabe la posibilidad de que no me ames en absoluto, pero estás aquí recostado en mis piernas, evitando mirarme cuando siempre lo has hecho con tanto descaro, así que me gustaría permitirme soñar con que me quieres tanto como yo a ti. 

— O tal vez más — susurró el azabache

— Lo dudo bastante, pero si así quieres creerlo por mí está bien. 

Nacht tardó en darse cuenta que la sonrisa de satisfacción en el rostro del capitán era porque sin querer el azabache había confesado su amor. 

Pasaron esa noche juntos y más o menos de la misma manera que aquel día, transcurrieron los días faltantes para la ceremonia de finalización del intercambio.