ALGO NO PARECE ESTAR BIEN.

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Anna y Tom pasaron un par de horas caminando y hablando, y en seguida conectaron. Estar con Tom hacía feliz a Anna, aunque desconocía el motivo: tan solo estaba segura de que estar con Tom le hacía mucho bien.

En cierto momento Anna y Tom llegaron a estar frente al Big Ben, y fue en aquel momento cuando Tom, medio borracho, tomó las manos de Anna y le confesó que estaba empezando a sentir cosas por ella, que indicaban ser algo más que una mera amistad. Fue entonces cuando Anna le miró a los ojos y sintió que ella estaba teniendo los mismos sentimientos por él... ¿acaso estaba Tom empezando a gustarle?

No respondió, sino que se limitó a seguir mirándole. Entonces Tom tomó la iniciativa y se acercó a los labios de Anna, estando a punto de besarla, pero esta en el último momento se apartó, pues sintió que algo allí no parecía estar bien. Pidió perdón a Tom y le preguntó si podía llevarla a casa, pues estaba cansada y tenía frío. Tom, con una sonrisa, accedió a hacerlo y le dejó su chaqueta, lo cual a Anna le pareció un gesto precioso.

Una vez Anna llegó a casa empezó a reflexionar sobre lo que había pasado apenas unos minutos atrás... ¿por qué no había besado a Tom si estaba segura de querer hacerlo? ¿Iba a seguir Tom sintiendo cosas por ella? ¿Y si empezaba a tener una relación con Tom y lo fastidiaba todo?

Anna fue a dormir aquella noche con miles de preguntas en su cabeza, las cuales se prometió a sí misma resolver lo antes posible; y eso fue lo que hizo.

La mañana siguiente Anna decidió quedar con Emma para intentar resolver sus dudas y preguntarle más cosas sobre Tom, de quien tampoco conocía mucho, pues lo había conocido apenas unos meses atrás.

Tras horas hablando, Anna tuvo cada vez más claro qué era los que sentía por Tom, y fue eso lo que hizo que aquella misma tarde lo llamase para que fuese a su casa y pudiesen resolver lo que había pasado el día anterior.

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