Aquel día, llevaba media hora fuera, en el patio trasero. Y casi me había terminado la mitad de los cigarrillos. La oscura y estrellada noche era mi única compañía. Sin olvidar aquel cigarrillo que sostenía.
Miles de pensamientos volaron a la antipatía. Lo observe entre mis dedos. El hecho de razonar en el momento me provocaba ansiedad de fumar otro y así hasta terminar la caja.
Observe como disminuía tras cada calada; como si la vida se me fuera en ello.
Así era.. vi figurada mi vida, en ese pequeño pedazo de papel enrollando sustancias para dedicar a las agonías.
Ya sobresalía la ceniza, y con ello las ojeras. Y disminuían las horas.
Recuerdo no haberme fumado aquel cigarrillo, para descubrir a que punto llegaba mi ansiedad... Y que tan acabado estaba.
Y descubrí más de lo que no hubiera deseado.
Un cigarrillo por la curiosidad.
Pi... pi..
No fumaba por el hecho de sentirme solo, fumaba para estar solo.
Mi vida se iba acabando como la de mi fiel compañero. Poco a poco, casi sin delirar.
Me gustaba estar solo, y que todo aquel ruido que me perturbará se fuera a la atmósfera.
Y así hasta escuchar el último pitido, por no querer haber sido como los demás querían que fuera.
Un cigarrillo por ...
Piiiii...
... Las cajas de cigarrillos y caladas que no contó.

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Como mi Alma.
PoetryToda descripción es importante, pero me he quedado sin ninguna... Por ahora solo me toca decir que no debemos tenerle miedo a nuestros pensamientos repentinos.