Once meses, sí, once meses han pasado. Desde que no puedo abrazarte ni reír contigo.
Esos días en los que llegaba del colegio y besabas mi mejilla alegre; demasiado alegre. Te recuerdo en este momento con lágrimas que salen desde mi corazón recargadas de mucho sentimiento y recuerdos.
Amaba tus tortillas a la española. Tu sonrisa y como se te achicaban los ojos. Tus bromas inocentes y como escondías mis secretos.
Cuando te sentías mal, yo simplemente me subía a tu cama y te comenzaba a dar caricias en tú cabello canoso.
Cuando me sentía mal, me subía a tu cama y hacías lo mismo. Llego un momento crucial.
Pudiste recordar tu pasado, pero no los momentos cercanos.
Llegue a la deducción de que tú eres mi propósito. Al son del piano, llegan los sentimientos.
Como desearía que vieras como seré una excelente tía. Como papá y mamá serán asombrosos abuelos. Sobre todo como mi hermana será una gran mamá.Aún no puedo creer que canté para ti delante de tanta gente.
¿Tú recuerdas cuando salíamos a caminar?
Yo sí. Había una parte del camino donde habían muchas flores y yo decía que se las llevaría a mamá. Pero llegaban todas marchitas.
Y también había un perrito. Lo vimos crecer, aunque no era de nosotras le colocamos un nombre.
Pero debo aprender a estar sin ti. Como me encantaría haberte abrazado por última vez.
Me arrepentiré por mucho tiempo de eso.
Perdona si en algún momento me porte mal contigo. Dios, como me haces falta.
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Como mi Alma.
PoesíaToda descripción es importante, pero me he quedado sin ninguna... Por ahora solo me toca decir que no debemos tenerle miedo a nuestros pensamientos repentinos.