Angel in the earth||Shirbert||Completa.

VII.

Había algo en cómo las nubes se movían en el cielo, que hacían que Gilbert se sintiera libre y al mismo tiempo en casa, y por supuesto al dejar caer su mirada al suelo, ahí estaba Anne, recostada sobre el pasto verde.

El calor de verano era un poco agobiante, pero había una ligera brisa que evitaba que sudase, se agachó a la altura de ella y depositó un tierno beso en su nariz respingona, luego atacó sus labios, era adictiva, Gilbert estaba seguro que ella había sido creada para tentar a cualquier hombre.

Se separó de ella, mirándola a sus ojos, estaban entrecerrados pero todavía podía visualizar su color celeste. Había abierto su boca para decirle algo. Cuando fue sacado abruptamente de sus sueños.

Lo primero que pudo sentir, fue un peso sobre su cabeza, apretando sus ojos movió una mano, para tocar aquel peso raro, sintió una mano cálida. Abrió sus ojos avellanas abruptamente, mientras agarraba esa mano y la acercaba a su mirada, era pequeña, con piel blanquecina y esas pecas que ya conocía.

Regresó la cabeza a dónde recordaba que estaba Anne. A través de la muralla de almohadas, visualizó su figura debajo de las cobijas y su cabeza color zanahoria sobresalir.

Cuando la empezó a inspeccionar, ella abrió sus ojos celestes y los posó rápidamente en él.

一Hola.一 la saludo con su voz ronca.

En el rostro soñoliento de Anne se fue marcando una sonrisa con sus dientes totalmente blancos.

一Holaaa.一saludo ella entusiasta.一 Esa es mi mano.一 señaló con su mentón en la dirección que su mano estaba siendo prisionera por las manos de él.

一Oh sí, perdón.一 se disculpó Gilbert dejando libre la calidez de su mano一¿Dormiste bien?

一Así es, ¿y tú?一 le preguntó sentándose en la cama, mirándolo todavía acostado.

一Sí, muy bien.

一Eso suena muy maravilloso.

Gilbert se tuvo que morder la lengua para no decirle que había soñado con ella, y sobre todo que había soñado con ella desde que tenía catorce, apenas llevaba un día de conocerla, para soltar una bomba como esa.

一¿Hay algo que te moleste?一 preguntó ella ya sin sonreír, mientras se acercaba a él un poco, para tocar sus cejas. Las cuales apenas iba notando que estaban fruncidas, algo muy normal en él.

一No, solo estaba pensando

Ella ladeó su cabeza.一 ¿En qué?

Él nada más negó, Anne retiró su mano de su rostro.一Nada interesante. ¿Tienes hambre?

Anne se encogió de hombros.一 Me gustaría comer de nuevos esas deliciosas galletas.

Gilbert soltó una risa, levantó su espalda para quedar sentado, y mirar a Anne de una posición mejor.一Bueno vamos a ver si todavía quedan, pero te haré comer por lo menos una manzana.

La pelirroja arrugó la nariz.

一No quiero manzanas.

一¿No te gustan o eres alergica?一 le preguntó confundido, se levantó y con sus pies se puso sus pantuflas.

一Las manzanas simplemente no me agradan.一 le explicó totalmente seria, luego se acercó un poco a él, para confesarle algo.一 A Eva no le fue bien.

Gilbert asintió, no es cómo que él fuera una persona religiosa, pero él sabía que todos podían creer en lo que quisieran.

一Bueno sin manzanas, creo que tenemos ciruelas一.Anne asintió a la información dada, se levantó y llegó a su lado.一 De todas maneras, también te haré comer tostadas, y después iremos al centro de la ciudad a buscarte un par de atuendos y un abrigo de tu talla.

一Me gusta tu ropa.

De nuevo Gilbert se tuvo que morder la lengua, para no decir que a él también le gustaba como se miraba en su ropa. En cambio farfulló:

一Necesitas ropa que sea adecuada para tí.

En el desayuno, le enseñó a la pelirroja cómo usar los utensilios de manera apropiada, Anne aprendió de manera rápida. Realmente era inteligente. Bash aún la miraba con desconfianza, lo cual provocó que Gilbert lo mirase con desaprobación. Para concluir en que ambos se rodaron los ojos.

De nueva cuenta en el carro, tuvo que ponerle el cinturón de seguridad a Anne, porque ella al intentarlo, no podía colocar bien el cinturón en la ranura.

Se divirtió mucho con las caras de emoción que hacía Anne al tocar todas las prendas de la tela. Pero al mismo tiempo le provocaba ternura. Y se detuvo a pensar por un par de segundos, que quería toda una vida así.