Capítulo 11

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Suppasit

Entro al restaurante y veo a mis dos mejores amigos sentados en nuestra mesa habitual. La hora del desayuno: nuestro ritual de los lunes.

—Hola, Mew —me saluda Joss.

—Hola —murmura Tul, estudiando su teléfono. Tomo asiento y sonrío con suficiencia. 

Ambos miran hacia arriba y me miran por un momento. Fruncen el ceño juntos y luego intercambian miradas.

—¿Qué sucede contigo? —Tul pregunta con cautela—. Estás siendo espeluznante. 

—Pregúntame dónde he estado todo el fin de semana.

Joss pone los ojos en blanco.

—¿Dónde has estado todo el fin de semana, Suppasit?

—Con Kanawut.

Ambos se enderezan, repentinamente interesados.

—¿Qué? —Tul frunce el ceño.

—Regresé a su hotel el sábado por la noche y me colé.

Joss frunce el ceño. —Vaya, viejo perro.

—¿Y? —Tul me pregunta.

—Y él es el chico más hermoso con el que he estado.

—¿Te acostaste con él? —Joss pregunta. Asiento con la cabeza, haciendo todo lo posible por actuar de manera casual.

—¿Y?

Dejo mi servilleta sobre mi regazo.

—Y eso es todo. —Levanto la mano para pedir café.

Intercambian otra mirada antes de devolverme la mirada.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta Tul.

—Quiero decir, no te voy a dar los detalles.

Joss gruñe.

—Siempre recibimos relatos paso a paso de tu vida sexual.

—Sí. —Tul muerde su pan tostado—. ¿No sabes que estamos viviendo indirectamente a través de ti?

—No esta vez. —Sonrío mientras la mesera llena mi taza de café—. Gracias.

—¿Entonces, el sexo fue...? —La voz de Tul se apaga.

—El sexo fue... —inhalo soñadoramente. Tengo una visión de lo nervioso que él estaba cuando caminábamos hacia el dormitorio por primera vez. Literalmente estaba temblando. 

El recuerdo me hace sonreír suavemente.

—¿Qué es esa mirada? — Joss, incisivo como siempre.

—¿Cuál mirada?

—Esa mirada de Mary Poppins, tengo un aspecto patético.

Me río y tengo una imagen de él aferrándose a mí la primera vez que lo hicimos.

Le dolió, sé que lo hizo, pero lo superó... por mí.

—No sé de qué estás hablando. —Sonrío.

—¿Vas a salir de nuevo con él? —Joss pregunta.

—Puedes apostar tu puta vida a que si lo veré de nuevo —digo mientras muerdo mi pan tostado.

—¿Y no nos vas a contar un sólo detalle sobre él?

—No, nada más voy a decir que él es... —Entrecierro los ojos—. Él es el hombre más perfecto de este planeta.

Sr. SuppasitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora