| D.E.P Integridad social, te echaremos de menos |
—¿Estás enfadada?
—Ya te he dicho que no, Miranda. —Dejo salir el aire por mis labios sintiéndome exasperada—. Deja de preguntármelo, por favor.
Me encojo sobre el asiento de polipiel del vehículo en el que voy montada dirigiendo mis orbes marrones hacia la ventanilla con el fin de ignorarla. La media noche ha caído hace un par de horas y las calles de Madrid se encuentran inusualmente vacías, las estrellas brillan tenues a causa de la contaminación de la ciudad pero, aun así pueden verse si miras a través del cristal. En la radio suena una canción de Coldplay y el mensaje positivo que la melodía trasmite me molesta de una forma que no soy capaz de comprender. Supongo que de una forma u otra me resulta irónico.
Soy creyente ferviente de que la música acompaña al estado de ánimo, pero en esta ocasión no es para nada así. Mi animo está tocado y hundido esta noche.
—Kate, venga ya...Sé que te gusta Carlos, es normal que estés así después de lo que ha pasado hoy —nuevamente ignora mi petición de dejar aquel tema, Miranda no ha dejado de hablar en todo el trayecto—.Seguro que hay algo que podamos hacer...Estoy segura de que algo se nos ocurrirá.
—¡Miranda, deja el tema! —gruñí llevándome las manos a la cabeza. Ha entrado en un bucle que está comenzado a hacer mella en mí—. Me da igual Carlos, en serio. Él es libre de hacer lo que quiera. —Deslicé mis manos cubriéndome la cara tratando de calmar las ganas que tenía de gritar.
—Pero te gusta —insistie desviando la vista unos segundos de la carretera para clavarla en mí de forma acusadora.
—¡Maldita sea, Miranda! ¡Sí! Me gusta Carlos, me gusta desde el momento en el que me lo presentaste —golpeo mis rodillas cansada del interrogatorio—. Pero eso da igual ya, yo no le gustó. Me ve como una amiga más, es lo que hay, no hay nada que yo pueda hacer, se acabó —sentencio divisando mi edificio a escasos metros de distancia, en un par de segundos estaría en mi casa.
Menos mal. Cinco minutos más y juro por dios que salto del coche en marcha.
La del cabello fantasía reduce la velocidad del motor frenando ligeramente frente a la estructura de once pisos que se alza frente a nosotras, murmuro una despedida rápida y antes de darle tiempo a responder salgo del coche como alma que lleva el diablo. Escucho como el claxon resuena por toda la calle y me giro para ver como agita su mano con ánimo a modo de despedida.
Ignoro el gesto y comienzo a caminar por el asfalto sintiendo como pequeñas piedras se clavan en mis pies descalzos. Intento aguantar el sufrimiento hasta que por fin llego a la entrada. Llevo los zapatos de tacón en la mano y el reflejo que mi rostro enmarca en el cristal de la puerta me horroriza, mi media melena decolorada ha perdido la forma por completo, el pintalabios rojo se ha esparcido más allá de la comisura de mis labios y las sombras oscuras con las que había decorado mis parpados han caído sobre mi ojera dándome un aspecto deplorable.
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Odio Irresistible [+18] © 30 DE ABRIL EN FÍSICO [1]
Novela JuvenilKate y Elliot son vecinos, nunca se han visto pero se odian. Kate ama poner música a todo volumen, Elliot odia el ruido. ¿Es posible que dos personas comiencen a odiarse por una canción? Cuando Kate comience a recibir mensaje de su impertinente ve...