Odio Irresistible [+18] © 30 DE ABRIL EN FÍSICO [1]

Capítulo 42

| Jodidamente mía. |

P A R T E  I 

ELLIOT.

Siento el instante preciso en el que el mundo se detiene a nuestros pies, ese en el que una sensación cálida nos envuelve mientras nos miramos sin decir nada, sin saber que decir.

Ni si quiera estoy cien por cien seguro de si esto es real, si realmente lo he oído con claridad.

«Estoy enamorada de ti.»

Su voz cargada de frustración resuena en mis pensamientos una y otra vez acallando de una forma u otra el espeso silencio que se ha creado en la habitación. No se escucha nada salvo nuestra expectación. Su respiración agitada se entremezcla con la mía y por unos segundos realmente me convenzo de que esto no ha pasado de verdad.

Me lo he imaginado, sí. Estoy teniendo alucinaciones, esa es la única explicación.

¿Me estoy volviendo loco? Cuando se trata de ella sé que seguramente sí. Sé que cuando estamos juntos la cordura pasa a un segundo plano pero maldita sea, esto sí lo he oído. Lo he oído con claridad.

Me parece completamente imposible pero al parecer no lo es. Ha pasado, es real. Kate lo ha dicho y ha sido tan rápido e inesperado que hasta ella se ha quedado estática al percatarse.

Tal vez solo son un par de palabras pero para ella significan mucho más, lo sé. Significan avanzar, ser valiente...Desprenderse un poco del miedo. Lo significan todo, significan una brecha en el imposible que nos divide, un quizás.

Me asaltan las dudas al pensarlo. Al pensar en que tengo a la chica que me vuelve loco frente a mí, pidiéndome más, diciéndome que siente lo mismo. La incertidumbre y un puñado de cosas más me taladran el pensamiento.

Maldita sea. ¿Cuántas posibilidades hay de que se arrepienta de esto mañana? ¿Es posible estropear todo más?

Sé la respuesta y joder, duele. Duele saber lo difícil que es todo, saber que no es su culpa...Que no es la mía.

Un tirón en el centro del pecho me atraviesa. Es certero y preciso. La realidad me golpea como un huracán. Lo que siento es tan jodidamente confuso y caótico que apenas soy capaz de pensar con claridad.

La quiero, maldita sea. La quiero mucho más de lo que ella se puede imaginar...Claro que lo hago, por eso mismo me aterra. Temo que no esté segura, que esto no sea lo que necesita, que estar conmigo esta noche le haga daño, que se arrepienta y no tengamos otra oportunidad de arreglar las cosas, que esto no salga bien.

Que sus sentimientos encontrados le abrumen tanto que al final...Todo acabe siendo efímero, que sea polvo.

—Kate, mi amor...—empiezo pero la voz se me atasca sin remedio cuando me encuentro con su mirada.