| Sin locuras esta noche... |
—¡Al final te voy a pisar! —suelto una carcajada notando como toda la tensión de mi cuerpo se disuade en el acto.
Las piernas me tiemblan levemente debido a la risa, haciendo que dé un traspiés. El escritor me sostiene con determinación por la cintura impidiendo mi caída. Sobre su boca se enmarca una pequeña sonrisa cuando lo hace y la mía se ensancha al ver que lo he conseguido; La cara de amargado se ha ido al fin. Ha costado tres chupitos de tequila y algún que otro beso que me he atrevido a robarle —con el fin de callarle—. Pero, ha funcionado.
He ganado yo.
Para ser sinceros, aquella conversación tan importante —e innecesaria ahora mismo—. Ha desaparecido de su cabeza en el momento que he empezado a susurrarle cosas de las que seguramente mañana no esté muy orgullosa.
Pero...¿Qué más da? La vida está para vivirla.
Hemos salido de la discoteca hace escasos minutos. Tan solo estamos a un par de calles de distancia del local cuando reparo en lo obvio y es que para sorpresa de nadie, nos hemos quedado solos. Rhys ha desaparecido.
Seguramente, el rubio estará ahora mismo entre las piernas de aquella morena espectacular del reservado, o quizás esté buscando una forma estúpida de perder dinero, quién sabe...Ninguna de las dos opciones me sorprende.
La verdad es que no me importa mucho que no esté. En realidad...No me importa que no haya nadie en absoluto, no me importa que estemos solo él y yo. Estar con Elliot me hace sentir bien ahora. Ha logrado darle la vuelta a la noche ya que, muy a su pesar ha aceptado bailar de nuevo conmigo y ha brindado por mis veintidós...
Por mucho que me cueste admitirlo es el primer año que he logrado pasármelo bien, y ha sido gracias a él.
Una pequeña sonrisa se abre paso en mis labios ante el recuerdo y el que aún me sostiene de la parte alta de la cintura me susurra con sorna:
—No me puedo creer que te hayas emborrachado con solo tres chupitos. Tienes una tolerancia horrible —dice contra la piel de mi cuello.
—No tengo una tolerancia horrible —me defiendo, dándole un suave golpe en el hombro.
Ni si quiera se inmuta, su sonrisa se acrecienta haciendo que sus labios rocen aquella zona sensible.
—¿Seguro, mi amor? La forma en la que caminas dice lo contrario —se burla, sin quitar su boca de mi piel.
Mi sistema reacciona con rapidez a su voz enronquecida en cercanía con mi oído. Le miro directamente a los ojos y la mueca que aún prevalece en mis labios desaparece cuando mi vista desciende intuitivamente hacia su boca, tiene los labios enrojecidos y ligeramente humedecidos de forma provocativa. Sus mirada queda fija sobre mí de la misma forma pero, separa rápidamente la vista mientras niega con la cabeza con convicción.
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Odio Irresistible [+18] © 30 DE ABRIL EN FÍSICO [1]
Novela JuvenilKate y Elliot son vecinos, nunca se han visto pero se odian. Kate ama poner música a todo volumen, Elliot odia el ruido. ¿Es posible que dos personas comiencen a odiarse por una canción? Cuando Kate comience a recibir mensaje de su impertinente ve...