Odio Irresistible [+18] © 30 DE ABRIL EN FÍSICO [1]

Capítulo 20.

PARTE I

|Intentalo si puedes |

Mi vista va completamente fija en la carretera. La noche ha caído sobre la ciudad y al paso solo pueden dilucidarse las farolas alumbrando tenuemente la preciosa arquitectura de la capital. La tensión hace rato que se ha instaurado en el ambiente y soy incapaz de pensar en otra cosa que no sea lo que acaba de pasar; La forma en la que hace escasos instantes sus dedos recorrían mi cuerpo por encima del vestido y sus labios besaban los míos. Un escalofrío me recorre ante al pensamiento.

Maldición. ¿Por qué me siento así?

Niego ligeramente dirigiendo de soslayo mi vista hacía el que conduce. Elliot tiene las manos fijas sobre el volante, sus ojos no se despegan del frente, cosa que agradezco. No sé si podría aguantar su mirada sobre mí ahora mismo.

Ninguno de los dos dice nada pero, el silencio es inexistente. Una canción de Doja Cat suena de fondo amenizando la escena. Casi sin darme cuenta comienzo a entonar el pegajoso estribillo. Mis ojos se cierran y me permito sentir el ritmo de la música por unos segundos.

Like you, ooh
I found it hard to find someone like you
Like you, like you...「¹」

El corazón me late con fuerza al darme cuenta de quién viene a mi cabeza al cantar aquello.

No, no he pensado en él. Me repito varias veces pero, ni yo misma soy capaz de creerme mis palabras.

—Vaya, Márquez... —la voz pausada del escritor provoca que regrese a la realidad de golpe. No puedo evitar sobresaltarme—. No sabía que cantabas.

Abro los ojos rápidamente y siento como mis mejillas se enrojecen un poco cuando veo una sonrisa sobre sus labios.

—Hay muchas cosas que aún no sabes de mí, Knight —respondo de la forma más casual que puedo encogiéndome sobre el asiento de piel—. Además, no canto. Ya no.

Siento como sus ojos se despegan de la calzada para fijarse unos segundos en mí. Tan solo son unos instantes pero el peso de su mirada esmeralda provoca que el estomago me de un vuelco. Los nervios se adueñan de mi sistema.

—Pues es una pena. Lo haces bien —expresa con sinceridad regresando la vista al frente. La media sonrisa no abandona sus labios—. De hecho, algún día podrías cantarme algo.

Me giro hacia él alzando una ceja.

Se está riendo de mí. Sé que lo está haciendo.

—Lo haré... —afirmo y siento como media sonrisa maliciosa se abre paso sobre mis labios—, pero solo cuando tú me leas algo de lo que escribes. Si no, no sería justo ¿no crees? —espeto citando sus palabras. Cruzo mis brazos por encima del pecho, un ápice de suficiencia se apodera de mi mirada.