— Dime, Bakugou Chan...¿Alguna vez has escuchado la melodía del viento cuando el bosque esta quieto?
[…]
— ¿Huh? Otra vez ese sueño— Cierto rubio cenizo se había despertado con cierta incomodidad y un profundo sentimiento de anheló completamente inexplicable.
Desde hace un tiempo seguía soñando con ella, Tsuyu Asui quien junto a su presencia efímera en su subconciente traía consigo los pocos recuerdos que habían compartido.
Hubiese deseado haber vívido más con ella, pero era demasiado estúpido e impulsivo tan siquiera para detenerse a pensar en el tema.
Se sirvió su desayuno y prosiguió a seguir su viaje que venía planeando con antelación, a veces se sentía estúpido por seguir la voluntad de un sueño quizás producto de su propio remordimiento. Aseguró que no le faltase nada y salió, dándole una última mirada a su morada, suspiró con cansancio y cerró la puerta.
No volvería.
Se subió a su auto y encendió el motor, esperaba encontrar una manera de tranquilizar su corazón errático, puso música suave la cual era muy extraña que el la pusiese puesto que le gustaba más los ritmos distorsionados y estridentes, esa música suave e instrumental era más para alguien como ella, recuerda el primer día que le regaló un disco, fascinada por la forma en que el la había estudiado para dar directo con uno de sus gustos mas desapercibidos.
Fue tanto su apreciación que jamás saco el disco del envoltorio, cuando el le preguntó porque no lo usaba, ella simplemente contestó— Quiero que se conservé lo mejor que pueda— Lo cual a alguien tan idiota como el terminó creyendo que no había sido de su gusto, le ofreció cambiárselo pero ella se negó.Cuanto la extrañaba. Odiaba sentirse de esa manera, una persona que toda su vida se comportó como un granuja autosuficiente, ahora anhela la compañía de un fantasma que honda en lo más profundo de su subconciente, que sale al flote cuando extraña ese sentimiento reconfortante de una risa estridente, imperfecta pero eterna que connotaba la más sincera felicidad.
Llegó a su destinó, se bajó y siguió caminando sin saber exactamente a donde, simplemente se dejaba guiar por el viento, tal y como ella hacia cuando recibía noticias dificiles, como cuando supo que era víctima de un poderoso cáncer que iba consumiendo su existencia hasta dejarla vacía, ella no lloró solo le pidió amablemente como solía hacerlo que la llevase a una montaña en un día particularmente espantoso donde el aire arrasaba con todo, se sento tranquila en la hierba durante un buen rato, y el solo observó como el viento errático ondeaba su hermoso cabello largo siempre sujeto por un elegante y cotidiano moño.
«—Dime, Bakugou Chan ¿Lo escuchas? »
Quería, pero no podía.
Sintió pequeñas gotas descender por sus ojos, estaba llorando y no le importaba, de todas maneras nadie lo veía y aunque lo hicieran ¿Qué más da? Sigue siendo un humano, un humano que extraña y por consiguiente llora pensando en un imposible. No era inmune a sensaciones tan humanas ni jamás lo sería.
Recuerdan ¿Qué les dije que Bakugou no volvería? Era lo que planeaba, quería que el viento lo llevase donde estaba ella, sacó sus pastillas especiales que estuvo consiguiendo y ahorrando con cuidado de no levantar sospechas, se sentó en el pasto y observó hacia un punto imaginario.
El bosque entro en quietud.
Y con el una melodia proveniente de un susurro solo perceptible para quienes saben escuchar.
Sea lo que sea, es algo que solo el sabe. Algo lo suficientemente poderoso como para dar veracidad a algo que creía solo un mito.
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A-Z Katsuyu
Short StoryPequeños relatos de la peculiar pareja Katsuyu ordenados en orden alfabético.