Jungwon ve el lado positivo de las cosas. Suele ser divertido y risueño, alegre en general, su sonrisa indicaría que es un niño feliz como otro cualquiera.
Pero no es así
¿Qué cosa tan mala había hecho en su vida pasada para que le tocara sufrir en...
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Jungwon se quedaba dormido en cualquier sitio. Se cansaba fácil y no era muy resistente al sueño. Para Jay no era una molestia que Yang durmiera en su habitación justo ahora, pero se supone que iban a dibujar. Bueno, él sí estaba dibujando, a Jungwon dormido.
Le causaba ternura ver como los cabellos azabaches del chico caían sobre su rostro, tapando sus ojos.
—Deberías cortarte el cabello —habló solo, mientras continuaba trabajando con su lápiz.
Últimamente, Jungwon y él se reunían bastante para matar el aburrimiento, lo mismo a ver una película que a jugar a las cartas con la abuela de Won, entre otras actividades entretenidas que no implicaran demasiado esfuerzo físico.
—¿Quién debería cortarse el cabello? —entró un ruidoso Sunghoon, tropezando con el ropero al lado de la puerta y haciendo bastante escándalo. Jay dejó su cuaderno de dibujos de lado, y como pudo con su muleta, un tanto enojado, se acercó a Sunghoon para regañarlo.
—¿Podrías tocar la puerta? Y deja de hacer ruido por favor, Jungwon está durmiendo —susurró el rubio un poco exaltado
—¿Quién es Jungwon? —preguntó Sunghoon alzando la mirada por encima del hombro de Jay, dándole respuesta a su propia pregunta —¿Ahora eres niñero? —se burló Sunghoon en un tono no tan bajo como Jay le había indicado
—¡Sunghoon! —lo regañó Jay, pero susurrando. De igual forma causó que el menor de los tres se removiera un poco incómodo, alertando los sensores de pánico de Jay, y de Sunghoon que corría grave peligro si Jungwon se despertaba, su mejor amigo lo mataría en ese caso. Por suerte no abrió los ojos, y siguió inmerso en el mundo de los sueños.
—¿Vamos afuera sí? —sugirió Sunghoon muy bajito, a lo cual Jay asintió.
Ambos se disponían a salir pero unos toques demasiado fuertes en la puerta los asustaron.
—¿Es el dueño del hospital o qué le pasa? —refunfuñó Jay entre dientes. Y los golpes continuaban como si fueran a tumbar la puerta. Jay se apresuró a abrirla, encontrando a un chico castaño claro, de piel trigueña y ojos de cachorro. No tenía la menor idea de quién era pero en su cara se notaba la timidez —¿Qué necesidad había de tocar la puerta tan fuerte? —era como si se quejar a en vez de reclamar
—Oh, lo siento por eso —hizo una reverencia rápida, y luego mostró una sonrisa bastante extrovertida para la imagen tímida que había dado al principio
—¿Jake? —Sunghoon se extrañó de ver a su compañero de asiento allí, era raro.
—¿Sunghoon? —Jake pensó rápido; si Sunghoon estaba aquí era porque ese chico es...
Jake se llevó las manos a la boca sorprendido, se encontró con la persona más famosa en su instituto, e incluso lo hizo enojar.
—¿Ustedes se conocen? —preguntó Jay con las neuronas aturdidas, y queriendo saber la identidad del castaño claro que se hace llamar Jake.
