Cuando las cosas van demasiado bien y nuestra felicidad parece estar asegurada en nuestras manos, es inevitable no tener ciertos pensamientos invasivos y memorias devastadoras. Porque, ¿la vida siempre fue de ese modo? ¿Qué tan extraño es no poder recordar el sufrimiento del pasado cuando todo lo que queremos justo ahora está frente a nosotros?
Como músico, Yoongi estaba seguro de que su vida no había resultado sencilla, en muchas ocasiones lloró al pie de su cama sintiéndose insuficiente, extrañando a sus padres o por el hambre que también pasó cuando todo el dinero que ganaba y le proporcionaban sus padres solo alcanzaba a pagar la matrícula de la universidad y la renta del piso.
No obstante, dejó de pensar en todo aquello cuando creyó que sus expectativas eran demasiado altas si sus posibilidades estaban contadas dada la situación en la que nació. Vivía en la fantasía que le proporcionaba el anhelo de una vida con comodidades, de un futuro asegurado, de una en la que no tenía que extrañar su ciudad y sus padres estaban con él al final de todo.
Yoongi, justo ahora y después del camino que había recorrido, estaba convencido de que su felicidad no dependía de nadie más ni de comodidades porque dejó de lado las cosas que no podía tener y lo que estaba a su alcance él mismo supo conseguirlo. Decidió aprender a vivir a su modo y vaya qué maravilla, pues a partir de ese momento su vida dejó de ir en una sóla dirección.
Aprendió a disfrutar las pequeñas cosas y momentos que aparecían en medio de la tormenta, es por esto que prefería no pensar demasiado en su situación con Namjoon y la relación tan extraña que habían desarrollado.
Su mente se había acostumbrado a reunir todo lo bueno y hacer caso omiso a lo que no podía controlar. Sabía que miraba solo una parte del panorama, pero después de todo, ¿qué de malo había en ello si eso le aliviaba el corazón de preocupaciones?
Al menos eso era lo que Yoongi se decía a sí mismo cada mañana.
Otros catorce días habían pasado desde su última salida con Namjoon a la librería. Incluso sin verse todo el tiempo, no habían dejado de estar en contacto. Llamadas y visitas al bar eran el pan de cada día, no importaba si hablaban de trivialidades, sobre lo que habían cenado o si estaban cansados, lo único que les satisfacía era saber qué estaba ahí, respirando el mismo aire en el mismo sitio.
Sin embargo, esa necesidad crecía conforme el pasar de los días sin que ninguno de los dos se percatara de lo cerca que estaban ahora.
Una noche atrás, Namjoon lo invitó a un jardín botánico que quedaba más retirado de su barrio, algo que evidentemente aceptó sin rechistar y muy entusiasmado esperó a que el otro llamara antes de aparecer frente al edificio justo como era su costumbre.
Yoongi tenía altas expectativas de lo que sería su segunda cita hablando en términos oficiales. Recordaba haber visto a Namjoon con un libro de botánica alguna noche en el bar y vaya que ya quería ver sus ojos al mirar las plantas, esperaba que le mostrara alguna de sus especies predilectas, que le dijera el significado de estas y poder escuchar la emoción en su voz.
Era un lugar perfecto para conocerlo mejor y dejar atrás las dudas que todavía lo molestaban.
El viento otoñal había enfriado otro poco más, sin embargo el sol brillaba y se aventuró a llevar una chaqueta de mezclilla que hace bastante tiempo no usaba junto a sus ya gastados jeans negros y playera blanca.
Sentado al borde de su cama, revisaba cada cierto tiempo para comprobar que no lo había dejado en silencio y que no había llegado ningún mensaje de Namjoon. Quizás por la impaciencia o los recuerdos fue que decidió asomarse a la ventana en donde vislumbro a un hombre alto que estaba parado enfrente con una gorra y lentes de sol mirando directamente hacia su ventana.
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The Genius Bar [Namgi]
FanfictionYoongi abre un bar sin tener experiencia e invirtiendo los ahorros de su vida entrando sin saber a una red de problemas que ponen en riesgo su vida. *Namjoon top Yoongi bottom [140921] [211024] *Historia original. Queda prohibida la modificación tot...