XXXII

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Es increíble cómo, después de tantos años, Yoongi parecía no poder adaptarse al ritmo acelerado de la ciudad. Daegu era demasiado lento, todos se conocían y cualquier cosa que ocurriera en su vida era motivo de habladurías en la región, ¿pero ahora? En Seúl era nadie y eso tampoco era lo que quería.

No se trataba de ser frívolo y famoso, sólo quería algo de reconocimiento humano. Alguien que pudiera saludarle y decir un simple "buenos días" si se lo encontraba por la acera. No tenía algo parecido en Seúl, pero ahora había encontrado lugares nuevos a los que podía llamar hogar.

Así fue como terminó en el centro de la ciudad, cerca de la estación del subterráneo que siempre tomaba Jungkook.

La luna se había alzado por completo y las personas transitaban con normalidad. No había nada extraño en ese mundo de asfalto, a excepción de él que no encajaba en ese paisaje y ahora había renunciado al mundo que había construído.

Caminó entre las personas y pequeños vendedores ambulantes, siguiendo el ruido de un instrumento en particular que ahora conocía bastante bien. Unos cuantos extraños se acercaron junto a él y movían los pies al ritmo de la música alegre que salía del saxofón que tocaba el sujeto con sombrero, aquel que hasta hace unos días tocaba en el bar con la misma pasión.

Pasó su vista alrededor buscando a Jimin sin encontrarlo por ninguna parte. Suponía que se encontraba en otro sitio, como sea no le importaría hablar con él más tarde sobre el bar y su cierre. Las personas aplaudieron y depositaron dinero en la funda del instrumento, recibiendo a cambio sonrisas y reverencias de parte del músico quien había visto, al fin, al otro frente a sí.

—Yoongi, ¿cómo sigues? —se retiró el sombrero pasando su bmano libre por el cabello antes de dar un medio abrazo a modo de saludo— Creí que estarías en el hospital

—Vine a verte tocar, no había tenido oportunidad hasta hoy. Ya entendí por qué Jungkook quería llevarte al bar —devolvió el gesto, sonriendo por acto reflejo

—Escuché que recuperó la conciencia y está mejor

—Sí, podrá salir pronto y reincorporarse a la universidad sin problemas...

—¿Qué es lo que te tiene tan pálido? Más de lo que acostumbras ser

—El bar, la burocracia, Jungkook —comenzó a enumerar sintiéndose extraño ahora, viendo los ojos inquisitivos de Taehyung posarse sobre su persona con interés— Voy a cerrar el bar

—¿Es definitivo? Espero que no haya sido una órden de la comisaría

—No, es algo que he decidido yo

Taehyung suspiró y tomó sus cosas con cuidado de no dejar el dinero en el suelo. Guardó el instrumento bajo la atenta mirada de Yoongi para dirigirse a la fuente, una que prácticamente estaba de adorno ya que no tenía agua en su interior.

Pasó la mano por la superficie y se sentó, indicando un sitio junto a él para que Yoongi descansara un momento.

—Si los detienen no creo que sea necesario cerrar —replicó Taehyung sonando un tanto serio, no lo suficiente como para hacer sentir incómodo al otro— además de que es tu fuente de ingresos, eres un pianista, ¿en dónde más tocarás?

—Nadie dijo que debería tocar para vivir, pero ¿qué hay de ti? También te dejaría sin empleo eso debería interesarte más

—Por favor Yoongi, no nos engañemos los dos somos músicos —respondió ignorando su pregunta— Necesitamos la música para seguir vivos

—Estuve mucho tiempo sin tocar, te aseguro que no lo necesito

—Depende de ti si puedes cerrar de nuevo esta puerta

The Genius Bar [Namgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora