Capítulo 5

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Finalmente, el capítulo cinco is in da house :v

Antes de ir a la historia, aviso que habrá uso de violencia leve, pero nada grave, y algo de Angst para nuestros protagonistas :O

También, el trabajo de la gente de los servicios de emergencia esta basado en lo que vi en tele, los tops de YouTube sobre llamadas y en las veces que tuve que quejarme de mis vecinos por ruidos molestos.

Así que, comencemos.

Disclaimer: Solamente podria ser dueña del show con Imaginación...

Previamente:

Pensando que ya tenía todo resuelto por fin, el hombre caminó rápidamente hacia la puerta sin quitar sus ojos del chico, tomó la manija, la abrió de un tirón y...

Nada.

El hombre revisó el interior del cuarto de suministros con su linterna, moviéndola de un lado al otro sin encontrar nada más que artículos de limpieza y otras cosas, pero ningún rastro de que la muchacha hubiera estado ahí siquiera.

El chico había estado diciéndole la verdad, aparentemente.

Enfadado, el sujeto resopló porque una de sus presas había conseguido huir y odiaba tener cabos sueltos durante sus trabajos. Cerró la puerta con un fuerte golpe que sobresaltó al muchacho detrás de él haciéndolo dar un pequeño salto en su sitio y un jadeo. Se dio la vuelta, quedando cara a cara con el asustado, bajito y, a sus ojos debilucho, jovencito que lo observaba con ojos grandes y temblorosos.

Seriamente, desde que hubo visto ese rostro que casi rayaba lo infantil había tenido problemas en convencerse de que este niño tuviera más de dieciséis años, estaba seguro que ese sujeto que tenía por jefe había hecho algún tipo de fraude para proveerle con una identificación falsa para que el chico pudiera trabajar en su establecimiento. Tenía que ser, Don Cangrejo no era exactamente un santo, al menos él lo creía capaz de algo así.

En fin, mayor de edad o no, lo necesitaba para llevar a cabo su trabajo. Lentamente se acercó a él, erigiéndose sobre su cuerpo como una imponente torre sobre una choza de paja. Él era como dos cabezas más alto, más ancho de espalda y con la masa muscular suficiente como para quebrarle los huesos ejerciendo la más mínima presión sobre sus miembros, y él chico se dio cuenta también porque lucía aún más nervioso, temeroso y en pánico, su tez blanca como el papel y casi al borde de caer desmayado de la impresión. En cualquier circunstancia, disfrutaría el efecto que su imponente presencia infligía en otros, sabiéndose superior en el aspecto físico, y aunque este fuera uno de esos casos, esperaba que el muchacho no se desmayara realmente, no todavía al menos, después de todo alguien inconsciente no era muy cooperativo.

Eso y no quería tener que cargar su cuerpo con él, por más que para el fuera pan comido dada su complexión física, prefería que el caminara si podía hacerlo.

Volvió a apuntarle con su arma al pecho esta vez.

—Date la vuelta y pon tus manos detrás de tu espalda —ladró.

El chico asintió fieramente antes de obedecer su orden, girandose para quedar de espalda, con sus delgados brazos detrás de sí. El sujeto no perdió tiempo, rápidamente cerró su enorme mano alrededor de sus muñecas, aplicando más fuerza de la necesaria, provocando un siseo de dolor y un ligero gruñido de sus labios entreabiertos. Esbozó una enorme sádica sonrisa detrás de él, que Bob no vio pero pudo imaginar.

El hombre procedió entonces a guardarse su arma de nuevo para reemplazarla en su mano con una navaja, cuya helada hoja fue presionada contra su pálida garganta.

Bajo La TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora