Capítulo 14

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Un capítulo dedicado totalmente a nuestro antagonista Dennis y su plan para llegar a Bob Esponja.

Advertencia: Violencia y armas de fuego.

Después de un tedioso viaje de regreso a la ciudad, el nuevamente fugitivo llegó a su destino, estacionó el auto que había robado a dos manzanas del hospital para no levantar sospechas y se dirigió caminando hacia este, siempre cauteloso de sus alrededores.

Era ya muy tarde, así que el hospital estaba cerrado para cualquiera que no tuviera una buena razón para encontrarse allí, o sea médicos, enfermeros, pacientes de urgencias y visitantes, por lo que si quería entrar, tenía que buscar una alternativa, aunque a su favor tenía que al parecer la policía aún no había sido notificada de su escape, pues no vio ninguna patrulla apostada en la entrada o en los alrededores. No creía que ese muchacho al que había dejado mal herido en la carretera fuera capaz de decir algo si lo encontraban –y si llegaba a sobrevivir, sin ayuda inmediata no lo haría–, y no sabía que había sido del conductor en realidad, lo había visto inconsciente aún dentro del vehículo en llamas pero no se había molestado en revisar en que siguiera en el mismo lugar al marcharse, había estado muy apurado para pensar en eso. Como fuera, parecía que aún tenía algo de tiempo antes de que dieran la alarma y empezaran a buscarlo.

Tiempo suficiente para colarse dentro del edificio, buscar al cocinero y a su amiguita y terminar con todo esto antes de huir.

Luego de esperar unos quince minutos escondido de ojos curiosos, finalmente tuvo su oportunidad cuando un enfermero un poco más joven que él salió por un descanso por una puerta de emergencia en la parte trasera del edificio que daba a un callejón, que si bien estaba bien ilumimado, aún tenia partes hundidas en oscuridad, además de que a esa hora no andaba nadie y todavía estaba lloviendo.

El hombre se colocó debajo de un tejado que sobresalía y sacó de su bolsillo trasero una cajetilla de cigarrillos y un encendedor. Encendió uno y se lo dejó en la boca antes de guardar lo demás de nuevo en sus bolsillos. Entonces apoyó su espalda contra la pared y tomó su celular, empezando a distraerse con sus cosas mientras fumaba, ignorante de hallarse bajo la penetrante mirada del criminal, quien esperó pacientemente a que el enfermero terminara su descanso antes de hacer su movimiento.

Una vez que terminó con su tercer cigarrillo, el enfermero volvió a guardarse su celular y se dirigió a la puerta por la que había entrado. Se cerraba de dentro y para desbloquearla, debía utilizarse una llave, una que sólo personal autorizado poseía para usarla cuando alguno de ellos quería tomar aire o fumar, que se mantenía cerrada de otra manera para que ningún paciente huyera o evitar cualquier otro inconveniente. El enfermero tomó la llave del bolsillo de su camisa y la metió en el agujero de la cerradura, desbloqueándola para volver al interior, pero no hubo dado ni un paso dentro cuando una enorme mano cubrió su boca y desde atrás y el cañón de una pistola se enterró en su costado de manera casi dolorosa.

Su atacante lo empujó dentro sin mediar palabras, haciendo que la puerta se cerrara sola con un estruendo, y lo obligó a caminar por el pasillo tenuemente iluminado. El enfermero forcejeó y trató de safarse del agarre del desconocido pero era imposible, el sujeto era demasiado fuerte para quitárselo de encima. Tampoco podía aferrarse de la esperanza de que alguien viera lo que estaba ocurriendo porque había muy poco personal por ese lado, y ninguno de sus compañeros lo esperaba por al menos unos veinte minutos más, pues en los turnos extensos, él acostumbraba fumar un rato y dormir el resto.

Finalmente, Dennis vio una puerta de mantenimiento, y la abrió con la mano que sostenía la pistola sin soltar al hombre. Lo obligó a ingresar al depósito y cerró la puerta tras ambos.

Fue entonces que dejó ir bruscamente de su rehén, arrojándolo al suelo. El enfermero trató de incorporarse, pero una patada al estómago lo hizo doblarse de dolor, y lo dejó indefenso contra el puñetazo que conectó con su mandíbula.

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