Y he aquí el último capítulo de Bajo La Tormenta. Gracias a todos los que han seguido esta historia mientras la iba subiendo. Les agradezco a todos sus amables y divertidos comentarios, significaron mucho para mi y me reí mucho con algunos de ellos.
Espero que disfruten este capitulo tanto como yo lo hice escribiendo, sin mas preámbulos...
Dentro de poco amanecería, aunque sería difícil saberlo sin un reloj, el cielo seguía cubierto de densas nubes de tormenta, pero Margaret no había dejado de observar el reloj y contar el tiempo.
Dos horas ya habían pasado, dos agonizantes horas de impaciente e incierta espera, viendo medico tras medico y enfermero tras enfermero pasar de un lado a otro por los prístinos pasillos, todos ellos con prisa para llegar a alguna parte, empujando camillas, tomando registros, llevando medicamentos, trasladando equipo... ninguno de ellos con tiempo para detenerse a actualizarlos en el estado de su hijo.
Por un lado, Margaret lo entendía, después de todo, el edificio había sido dañado severamente y muchas personas habían salido mal heridas de aquel incidente, con riesgo de muerte y la expectativa de una larga y dolorosa recuperación, y otros debían de ser trasladados a otra parte. Por otro, su corazón de madre le instaba a solo pensar y preocuparse por su hijo, a imaginarse lo aterrado que debió haber estado, y lo malherido que debía haber terminado luego de ese segundo enfrentamiento.
Lo único que le daba consuelo era saber que los disparos que habían oído en la lejanía provenientes del interior del hospital no habían impactado ni en su hijo ni en la muchacha que lo acompañaba, sino en el criminal culpable de aterrorizar a Bob esa noche.
Como había pasado eso exactamente y quien había efectuado los disparos, no tenían idea, la policía había preferido no darles muchos más detalles aparte de informarles que tanto su hijo como su amiga estaban con vida aunque con algunas lesiones. Algo comprensible, que no quisieran abrumarla con más amarga información que seguramente lo único que haría sería empeorar su ataque de nervios.
Y es que los enfermeros no podían seguir medicándola a tontas y a locas, ya había tomado calmantes suficientes para caer rendida pero aun así, su organismo se negaba a ceder, su corazón seguía latiendo desbocado y sus manos temblaban por su cuenta.
Los medicamentos eran inútiles en ese momento, Margaret estaba consciente de que su estado solo mejoraría una vez que tuviera a su querido hijo en sus brazos y pudiera estrecharlo para cerciorarse de que estaba sano y salvo, de que ningún criminal había conseguido arrebatárselo.
—Señora Pantalones Cuadrados, aquí tiene su agua.
La mujer alzó la mirada hacia el joven pelirosado que había interrumpido su hilo de pensamiento, esbozando una pequeña pero agradecida sonrisa mientras alzaba sus inquietas manos hacia el vaso con agua fría que el chico se había ofrecido a traerle minutos atrás.
Era tan extraño, verlo tan decaído y silencioso...era entendible, después de todo Bob era prácticamente un hermano para él y casi estuvo a punto de perderlo, además de que por lo que les había informado, lo había visto en el deplorable estado en el que había terminado antes de ser trasladado, pero el marcado contraste entre su generalmente alegre y despreocupado humor y lo que sus ojos contemplaban ahora de su aspecto abatido no dejaba de ser cuando menos impactante para cualquiera que lo conociera bien.
Dejaba en claro lo importante que tanto Bob como Arenita eran para él y lo preocupado que estaba por saber como se encontraban sus dos amigos.
—Gracias, querido, pero, recuerda, es Maggie —le recordó maternalmente.
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Bajo La Tormenta
FanfictionUna feroz tormenta azota Fondo De Bikini, causando estragos y apagones, obligando a Arenita a refugiarse en casa de su mejor amigo. Esta experiencia no solo les hará enfrentar sus sentimientos, sino también a estrechar sus vínculos y enfrentar sus p...