Capítulo 6

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Por fin el sexto capítulo yay! ...aunque no sé si debería estar tan alegre dado lo que ocurre en este capi...en fin, gracias por sus increíbles comentarios.


Advertencia: Violencia moderada y sangre (pero no mucha, no se alteren)

Disclaimer: Soy pobre, así que definitivamente no poseo nada excepto esta trama y el celu desde el que estoy escribiendo.

Bob regresó en sí gracias a un cubetazo de agua helada que fue arrojado sobre él. Despertó en un sobresalto, retorciéndose entre sus amarres. Parpadeando y temblando por el frío que envolvió su cuerpo, lo primero qie hizo fue observar desconcertado a su alrededor, todavía algo perdido de lo que estaba pasando hasta que reparo en la oscura figura frente a él que todavía sostenía el balde.

Entonces, los recuerdos de todo lo ocurrido durante las últimas horas regresó en una avalancha de imágenes en su cabeza. Eso provocó un punzante dolor en su sien izquierda, y por reflejo, cerró los ojos fuertemente a la vez que bajaba la cabeza, gruñendo suavemente de dolor.

Pero no tuvo tiempo de procesar todo cuando una mano lo sujetó de su cabello, forzando su cabeza hacia atras y obligándolo a alzar la mirada. Siseó ante la rudeza de la accion, sus ojos, acuosos y entrecerrados, quedaron al mismo nivel que los pozos negros de su atacante, quien se cernía sobre él a solo centimetros de su rostro.

—Buenos días, bella duermiente —escupió en son de burla.

Los ojos de Bob se encontraron con los de él y luego miraron por encima de sus hombros y alrededor de ellos, sintiéndose aliviado cuando no encontró ninguna señal de su amiga castaña allí.

No había encontrado a su amiga. Arenita estaba a salvo, entonces, eso estaba bien.

—¿Estás buscando a tu pequeña novia? —preguntó el hombre cuando captó su mirada—. Bueno, déjame decirte que tuvo la suerte de escapar de mí, pero ¿sabes por qué?

Sin previo aviso, el hombre tomó un extremo de la cinta sobre su boca y tiró de ella, arrancándola sin cuidado. Un dolor agudo hizo que el muchacho chillara, pero apretó los dientes para evitar que aumentara de volumen a un grito.

—Qué valiente —se burló él, luego agregó con crueldad—: Al igual que tu chica castaña, solo que ella saltó por una ventana desde el segundo piso.

Sus ojos azules se abrieron ante eso. ¿Arenita había hecho qué?

El hombre confundió su sorpresa ante la noticia con miedo y desesperación. Una oscura risa brotó de su boca, haciendo eco en el vacío.

—¿Cómo crees que se debe haber sentido una caída desde esa altura? —continuó mordaz.

Bob le envió al hombre la mirada más odiosa que pudo —que realmente no era demasiado intimidante para alguien como ese sujeto, pero al menos le dejaría saber como se sentía en cuanto a él– y mantuvo la boca cerrada. No fue porque él no tuviera algo que decir o porque estuviera tan impactado y preocupado por esa caída que se hubiera quedado sin palabras –estaba un poco preocupado, claro, ella podría haberse lastimado desde esa altura, pero no tanto como para desesperarse–. Él conocía bien a su amiga, ella era una chica resistente e ingeniosa. Si había dado ese salto, lo había hecho porque estaba segura de lo que estaba haciendo, era una pensadora rápida, siempre tenía una solución lista para cualquier revés. Él confiaba en ella.

Obviamente, no le iba a decir eso al hombre. Le dejaría pensar que ahora ella estaba fuera del camino, si entonces ella estaba más segura de esa manera.

Bajo La TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora