Capítulo 6: Amar la poesía

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Luego de que se fue, Jiang Cheng se paró ahí por un largo minuto antes de sacudir su cabeza e ir a la cafetería.'Hombre raro.' Tenía su paraguas y su skate en mano. Guardó su paraguas en lo que llegaba a la cafetería solo para darse cuenta que estaba cerrada. Impotente, soltó un bufido. -Perfecto.-La hora en su celular le dijo que no tenía tiempo para perder,así que salió afuera para ir directamente al trabajo.

Otra tormenta se desató. - Carajo. -Se quejó cubriéndose mientras intentaba abrir su mochila para sacar el paraguas.

-¿Necesitas que te lleve? -Un paraguas fue posicionado sobre él, frenando la lluvia de darle en la cara.

Jiang Cheng suspiró levantando la mirada. -¿Por qué estás tan empecinado en ayudarme? - le habló algo irritado.

-Lo siento, sólo quería ser bueno.

A-Cheng miró su cara mostrando arrepentimiento, él estaba siendo un idiota con su profesor. - Lo siento... por favor. Ayúdame a llegar allí, no puedo patinar con lluvia. - Con un asentimiento de la cabeza se metieron al auto. Él tenía un leve aroma dulce.

Ni bien el motor se prendió, la radio comenzó a sonar. I close my eyes, only for a moment and the moment's gone. ()

-Oh, lo apagaré. -XiChen dijo bajándole el volumen.

-No. Déjalo. Me gusta. -Jiang Cheng sonrió moviendo su cabeza al ritmo de la música. Tarareó suavemente, no iba a cantar enfrente de él, ni siquiera le gustaba cantar frente a otros, -a menos que estuviese borracho-. XiChen sonrió feliz, siempre disfrutaba cuando la gente compartía sus gustos musicales.

Llegaron juntos al destino y XiChen estacionó. -¿Qué estás haciendo? -Jiang Cheng le miró.

-Estacionando. -Le dijo mirándole con una sonrisa confundida.

-¿Vas a entrar?

-Bueno... sí, quiero comer almuerzo. -Le dijo bajándose del auto. Jiang Cheng le siguió bajandose por igual. -Además, me han dicho que aquí tienen unos buenos sandwiches de almuerzo. -Le molestó suavemente con lo que A-Cheng le había dicho el día anterior mientras corrían para cubrirse de la lluvia.

-Claro, puedes apostar que lo son. -Estaba orgulloso del lugar en el que trabajaba. Ambos entraron juntos. La mandíbula de XingChen cayó casi al suelo. Ya estaba haciendo saltitos y A-Cheng no había dicho ni una palabra. Tomó su delantal, escondió sus cosas en el gabinete donde ponían estas y se lavó las manos.

-Abuela Wen, buenos días. -XiChen se acercó.

-Buenos días, A-Chen. ¿Cómo estás? -Ella le sonrió como una madre. -¿Cómo está todo en casa? ¿Los chicos se estan comportando?

-Sí, lo están. SiZhui te extraña y quería pasarse hoy por aquí pero dijo que no podría hacerlo.

Jiang Cheng estaba prestando atención, le daba curiosidad.

-Tú tienes que decirme todo luego de que terminemos aquí. -XingChen le susurró, agarrándolo para acercarlo un poco.

-¿Decirte qué? -A-Cheng estaba confundido.

-Oh, vamos, tú sabes. No juegues a hacerte el tonto conmigo. -Le dijo antes de ir a atender una mesa.

De nuevo, había sido dejado solo y confundido. Odiaba que lo trajeran de un lado al otro y sólo prefería esconder la cabeza en un libro.

-A-Cheng... por favor encárgate de la mesa de A-Chen, él necesita ser bien atendido. -La Abuela Wen le pidió. Cuando la mujer le pedía algo, lo obtenía. Así que fui junto a su nuevo profesor, el mismo aroma invadió su nariz de nuevo. Era dulce y atrayente. Se inclinó levemente más cerca para olerlo mejor cuando sintió a XiChen moverse, haciendole tensarse cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

Mi fantasía azul | XiChengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora